Capítulo 1 – La Iglesia Católica
EJEMPLO DE SANTIFICACIÓN.-Ante la propuesta del Ilmo. Sr. Obispo de Cádiz y Patriarca de Indias D. Ramón Pérez, el M.R.P Provincial de la Orden Seráfica en Andalucía German Rubio Cebrián, comisionó al R.P Marcelino Lázaro Bayo para que fuera a Jimena de la Frontera y reconociera en todos sus aspectos aquel posible campo de apostolado, que el mencionado Sr. Obispo proponía con singular interés a la Seráfica Provincia de Andalucía. Fue a Jimena y reconoció en todos los aspectos aquel campo de apostolado el P. Marcelino Lázaro Bayo, y al ver cuán abandonado y desatendido se le tenía allí Ntro. Sr. Jesucristo, pues allí la gente ni se bautizaba ya, ni se casaba ni se enterraba eclesiásticamente, postrado antes el Sagrario con el alma transida de pena díjole al Señor: “Señor, si te soy útil y me quieres, aquí me tienes, dispón de mí incondicionalmente”. Fue asesinado y tirado junto a las vías del tren cerca de Arriate (Málaga).
Cuando se publica este articulo, los trabajos sobre la Iglesia en Málaga escritos por investigadores pertenecientes a la Institución son diversos. Es de destacar los libros de Pedro Sánchez Trujillo, entre ellos: ”Málaga. Tierra de Mártires”.Málaga 2010, una investigación detallada para el conocimiento del devenir de la Iglesia malagueña desde la II Republica. Con riqueza de fuentes como El Archivo Togado Militar nº 24 ,La Memoria de la Auditoria de Guerra de la II Region Militar-hasta hace una década inéditos e inconsultables-o La Causa General y ,en el ámbito local, El Boletin Eclesiástico de la Diócesis de Málaga o las cajas del Archivo Diocesano. Del mismo autor pueden consultarse casi una decena de libros sobre Vidas y Martirios de sacerdotes o seglares.
Como una detallada relación para el conocimiento de la Institución debe señalarse “Geografía de la Iglesia en Málaga”de Rafael Gomez Marin (2 volumenes) Málaga 2007.
No obstante, mi objetivo central, es trabajar sobre los elementos que constituyen referencias próximas y mas orientadas hacia los mecanismos que generaron la violencia. Por ello he decidido partir, en la relación de destrucciones o afrentas a los centros religiosos, de un libro más antiguo el “Martirilogio Malaginense” de Lisardo Guede(Málaga 1988)” por la catalogación de las fuentes, más cercanas en el tiempo de las furias.
En no menor medida la cronología y estudio pormenorizado de la II República y la Guerra Civil, queda subsumido en la extraordinaria cantidad de publicaciones fácilmente consultables.
Solo abordaré un leve recorrido por la diversidad de interpretaciones que ayuden a entender la globalidad para quien se acerce a una mayor especialicación del periodo historico. El resto son fuentes de trabajo ineditas.
Como parte de cierta bibliografia (trabajar sobre la Iglesia Catolica es uno de los infiernos de la Historia de España),algunas publicaciónes,de notable relevancia mediatica, la constituyen libros de “encargo”.Destaquese el de Julian Casanova,sobre la Iglesia de Franco,una especie de revancha antiacademica y feroz que, a diferencia de los martirilogios,carece de fuentes o rigor,más alla de una notable utilización de los disparos con adjetivos calificativos..
Nota.
Entre los reciente libros ,por metodología y trabajo con fuentes, señalaré .Hay muchas plenamente “adjetivistas”.Sin fuentes no hay Historia, sin Teoria menos. Solo “progresistas y de género”
ALBERTI, Jordi (2008): La Iglesia en llamas. La persecución religiosa en España durante la Guerra Civil, Barcelona, Destino.
ÁLVAREZ TARDÍO, Manuel (2002): Anticlericalismo y libertad de conciencia. Política y religión en la Segunda República española (1931-1936), Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales
CÁRCEL ORTÍ, Vicente (2000): La gran persecución. España 1931-1939, Barcelona, Planeta.
CUEVA, Julio de la y MONTERO, Feliciano, eds. (2009): Laicismo y catolicismo. El conflicto político-religioso en la Segunda República, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá.
DELGADO RUIZ, Manuel (2005): «Violencia anticlerical e iconoclasta en la España contemporánea», en José Luis Ledesma Vera, Javier Muñoz Soro y Javier Rodrigo (coords.): Culturas y políticas de la violencia. España siglo XX, Madrid, Siete Mares, pp. 75-99
GONZÁLEZ GULLÓN, José Luis (2011): El clero en la Segunda República. Madrid, 1931-1936, Madrid, Monte Carmelo
LANNON, Frances (1987): Privilegio, persecución y profecía. La Iglesia Católica en España, 1875- 1975, Madrid, Alianza
LEDESMA VERA, José Luis (2009 b ): Delenda est Ecclesia. De la violencia anticlerical y la Guerra Civil de 1936, Documento de Trabajo. Madrid, Seminario de Historia, Instituto Universitario Ortega y Gasset.
LEDESMA VERA, José Luis (2012): «Enemigos seculares. La violencia anticlerical (1936-1939)», en Julio Cueva Merino y Feliciano Montero García (eds.): Izquierda obrera y religión en España (1900-1939), Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá, pp. 219-244.
MARTÍN RUBIO, Ángel David (2007): La cruz, el perdón y la gloria: persecución religiosa en España durante la II República y la Guerra Civil, Madrid, Ciudadela Libros
MONTERO MORENO, Antonio (1998): Historia de la persecución religiosa en España, 1936-1939, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos
PÉREZ LEDESMA, Manuel (2001b): «Anticlericalismo y secularización en España», en Antonio Morales Moya (coord.): Las claves de la España del siglo XX. La Cultura, Madrid, Sociedad Estatal España Nuevo Milenio, pp. 269-285.
RAGUER, Hilari (2001): La pólvora y el incienso. La Iglesia y la guerra civil española (1936-1939), Barcelona, Península
RODRÍGUEZ LAGO, José Ramón (2013): «La Iglesia Católica y la II República española. Resistencias, progresos y retos pendientes», Hispania Nova: Revista de Historia Contemporánea, nº 11.
THOMAS, Maria: La fe y la furia: violencia anticlerical popular e iconoclastia en España, 1931-1936, Granada, Comares.
Para Cárcel Ortí: «La Iglesia adoptó desde el primer momento de la proclamación de la República no solo una actitud de acatamiento sincero, sino de abierta colaboración, en defensa de los intereses de la Nación». Benevolente exposición. La realidad es que, al margen de los acontecimientos más violentos, la iglesia fue considerada un peligro para la modernización del Estado y las reformas que la República emprendió, para amplios sectores del republicanismo histórico. La radical confrontación no solo se orientaba contra la doctrina tradicional, sino frente a los alineamientos históricos de la «institución» con los poderes dominantes, que habían alejado a España de vías de vías regeneracionistas, cuyo último episodio se vivió en la identidad Dictadura primorriverista–Iglesia.
La Iglesia, alineada con las fuerzas monárquicas, conservadoras o grupos confesionales, se lanzó a una intensa lucha contra el posible triunfo republicano. En la campaña electoral, previa a la instauración de la República fue en Málaga, la Iglesia encerrada en la bipolarización política, fue consciente de lo que se avecinaba. Siempre he destacado que la Iglesia Católica y el Partido Comunista de España fueron las partes de la Historia que poseían posiciones “estratégicas”. Los que “identificaron” lo que se avecinaba.
Instituciones, en el sentido que señalara Tocqueville, como Acción Católica de las Diócesis de Málaga, se dirigieron a la opinión pública subrayando la trascendencia del momento político, siendo imprescindible recordar a los católicos malagueños “la conducta a que debían ajustarse” en las próximas elecciones, recordando el artículo 11 de las normas pontificias sobre la acción político–religiosa en España:
«Art. 11: En las Elecciones, todos los buenos católicos están obligados a apoyar, no solo a sus propios candidatos, cuando las circunstancias permitan presentarlos; sino también, cuando esto no sea oportuno, a todos los demás que ofrezcan garantías para el bien de la Religión y de la Patria, a fin de que salgan elegidos el mayor número posible de personas.
Cooperar con la propia conducta o con la propia abstención a la ruina del orden social, con la esperanza de que nazca de tal catástrofe una condición de cosas mejor, sería actitud probable que, por sus fatales efectos, se reduciría casi a traición para la Religión y con la Patria».
Para las fuerzas monárquicas y católicas, la República era identificada con la laicización de la vida pública, pues si «se consolidaba su sistema laico, la transformación dolorosa de la sociedad española, carente de otros lazos ni remotamente semejante al religioso para su mantenimiento moral, iba a ser de los más miserables y desconsoladores espectáculos presentables al observador simplemente tocado de patriotismo». Así mismo, la República resultaría la «negación del Ejército», «la República, sería ,no la reforma militar, sino la destrucción del ejército y su organización en bandas peleadoras, ausente la contención que en medio de todo representa la Monarquía». Además, supondría la culminación de «todas las dispersiones, todos los abandonos, federalismos, autonomismos, separatismo…». En definitiva, con ella llegaría la «perturbación, revolución, decadencia de las actividades, disminución de la riqueza, terror, desgobierno, ruina».
Para legitimar los antecedentes, reclamaban el conocimiento de la experiencia republicana de 1873. La República, en estas circunstancias, traería mayores complicaciones y desafueros que la de 1873, “porque de entonces acá ha llovido mucho, y aquello del federalismo serían tortas y pan pintado para las sorpresas que nos reservarían los comunistas”. La profunda transformación que nos ha traído la guerra mundial y el ejemplo de la Rusia Soviética, nos llevarían a límites insospechados en el terreno de la anarquía.
La cuestión religiosa, pues, no viene sola, está ligada a los grandes pilares del sistema social; la monarquía, el ejército, el separatismo, el terror, la propiedad…
La llamada a los votantes católicos, a la religión, se inscribe en un programa general de política nacional en que la Iglesia adopta un papel hegemónico:
“A los españoles: la coalición revolucionaria ha pactado con el separatismo la desmembración de la patria.
A los católicos: el programa mínimo de la coalición revolucionaria es la libertad de culto. La persecución del catolicismo y de su clero, la extirpación de la fe religiosa en la tarea preferente y tenaz del sectarismo rojo que predomina en los movimientos revolucionarios. Recordad los atentados a los templos y a las procesiones y a la inmediata derivación anticlerical de todos los motines republicanos. Recordad la Semana Trágica de Barcelona, las instrucciones de su santidad, las del primado y obispos de España sobre la Acción Católica, dictan explícitamente nuestro deber de colaborar contra la revolución.
A los liberales: el desorden es la negación de la libertad, y el absentismo ante la persistencia revolucionaria nos ponen bajo la dictadura del sable o bajo la Dictadura Roja.
A los productores, trabajadores: la inseguridad de los negocios, la crisis del trabajo, la quiebra de ganancias y jornales, la alteración de precios y la carestía de la vida son el acompañamiento indefectible de sus disturbios políticos y sociales.
A los rentistas y empleados: la única bancarrota de España ocurrió bajo la República, solo entonces dejó de pagar el estado las nóminas y las deudas.
Patriotas, malagueños, católicos, liberales, propietarios, capitalistas, productores, trabajadores, rentistas, empleados: todos debéis votar la candidatura única contrarrevolucionaria”.
Las consecuencias de la quema de iglesias y conventos. Mayo, 1931
Tras una campaña electoral llena de tensiones, en el marco de la más intensa bipolarización dramática, emerge brutalmente la quema de iglesias y conventos de Málaga, y uno de los puntos históricos de referencia para el futuro de Málaga.Sucesos que conmovieron a la opinión pública española. Se abrieron expedientes administrativos ,informes, incluso la justicia trato de intervenir.Sin embargo la dimensión histórica de esta expresión de violencia extrema habrá de descubrirse en todo el proceso que viene.El simbolismo y la aniquilación de la Iglesia,para algún observador directo,debió golpear el equilibrio de la realidad política.Desapareció cualquier solución.La marcha atrás ya no era posible.
De este documento puede extraerse, en resumen apresurado, la imposible realidad de los días de destrucción.
«Antonio Cardona López, licenciado en Derecho, secretario del Juzgado de Instrucción del Distrito de la Alameda en esta capital.
DOY FE: Que en dicho Juzgado y por su actuación se tramita el sumario 375 del año actual contra Benjamín Ruiz Arredondo (a) el Negro, en el cual hace referencia a lo solicitado aparece al folio 9 el acta levantada por este Juzgado del siguiente tenor: Acta de la ciudad de Málaga a 12 de mayo de 1931, siendo las… y media de la madrugada, hallándose el Juzgado en función de Guardia instruyendo diligencias con motivo del incendio de la Iglesia del Corazón de Jesús de calle Compañía, por rumor público tiene conocimiento de que el Palacio Episcopal está ardiendo, pudiendo comprobarse al constituirse allí el Juzgado que en efecto el expresado edificio estaba ardiendo por todas partes. No existe fuerza de ninguna clase ni tampoco hay bomberos, encontrándose allí bastante público que grita y da saltos, al parecer de júbilo. Nuevamente se constituye el Juzgado en dicho lugar en el y dicha hora y aun tampoco hay todavía fuerzas ni han aparecido los bomberos, debiendo hacerse constar con respecto a estos, que se encuentran en otro incendio de la Plaza de San Ignacio de Loyola y se les hace mucho el trabajo porque el público se lo impide. El propio señor juez avisa al jefe de Bomberos de la conveniencia de que fuese alguna bomba o algún personal con material, manifestando que como el Juzgado ve, sería inútil, dado que el público es el que ordena y manda y este el que impide trabajar para que los edificios incendiados esta noche continúen así hasta extinguirse.
Y se extiende la presente que firma S.S. y el alguacil. Doy fe.
El juez —Acedo y Arenas—. El alguacil —Rafael Rosas—. El secretario—. Antonio Cardona..
Existe una notable bibliogarfia,véase. Por ejemplo,José Jiménez Guerrero:La quema de conventos en Málaga: mayo de 1931.Malaga 2006.
La magnitud de los hechos y su deriva inmediata,mas alla de las horribles destrucciones, se constata en las notas que el vicario general del obispado de Málaga, dirige al nuncio de su santidad en Madrid, donde consulta posibles enajenaciones y muestra la desolación por la situación creada a raíz de la destrucción de templos:
El organismo eclesial somete a las autoridades preguntas ante las repetidas instancias de varias comunidades de religiosas, «que habiendo quedado con sus conventos convertidos en solares, sin ver por parte alguna fundada esperanza económica de poderlos restaurar y recelosas por otra parte que el poder público se incaute de los inmuebles urbanos que poseen otras, asedian diariamente a esta vicaría con solicitudes verbales del oportuno permiso para enajenarlas. Ante este problema y deseos de darle la solución más prudente y canónica, me atrevo a molestar a V. rogándole me dé instrucciones concretas a estas consultas».
Interrogában sobre qué consejos y el procedimientos jurídicos, debe seguirse con las comunidades, que quieren vender los solares en que han quedado convertidos sus conventos, o cuál debe ser la conducta que seguir con las comunidades que querian vender las propiedades urbanas que poseen distintas de sus conventos. Igualmente el límite de precio que podria. concederse para llegar a la enajenación, sin ulterior permiso, en los casos que dicha enajenación sea aprobada, atendida la extrema necesidad en que alguna comunidad se encuentra y teniendo en cuenta que todas viven aquí en un ambiente de hostilidad manifiesta, hasta el punto de estar casi todas disgregadas en sus miembros y vacías del todo las casas en que moraban».
Esforzándose en describir como se desenvuelven 41 iglesias y conventos totalmente saqueados, sin disponer más que de la S.I. catedral, en la que todavía no es prudente celebrar el coro, una parroquia y alguna que otra iglesia suelta habilitada interiormente para culto parroquial.
Narraban como en los pueblos se desenvolvían con dificultad la vida de las parroquias puesto que en unos, los menos, están cerradas las iglesias, en otros han tenido que ausentarse los párrocos encargándose del gobierno de ellas otros párrocos vecinos o los coadjutores y en las más no se realizan las manifestaciones públicas del culto, aunque las autoridades provinciales no se niegan a prestar auxilio.
De los edificios siniestrados en la ciudad, cuyas puertas fueron clausuradas:
«Me han entregado las llaves, si bien posteriormente ponen dificultad para su entrada en la Residencia de los P.P. Jesuitas y no tengo bien comprobado si en algún otro más.
En breve remitiré a V.E. nota de los valores perdidos y la valoración de lo destruido, aunque esto último es prolijo, difícil y entretenido por la magnitud de la catástrofe.
Del Sr. obispo, con quien estoy en continua comunicación, ya tendrá V.E. noticias directas. Con el ánimo apenado por desgracia tanta y dispuesto a cumplir la norma que V.E. me trace, le reitero mi adhesión y obediencia y b. s. a. p.2».
Reveladora información sobre la situación de la Diócesis de Málaga. P. Vilar escribe una irónica alusión a estos hechos: «Recordemos que en Málaga, en 1936, donde tantos edificios ardieron, se salvaron las iglesias porque ya las habían incendiado… ¡en 1931!
La Carta Colectiva de diciembre de 1931
Los obispos no se rendían en la lucha entablada contra el Estado. Las orientaciones a los católicos tenían el carácter premeditadamente moderado en las formas, pero intransigente en el fondo: defensa de la mentalidad cristiana, de la educación de los hijos por los padres, del válido y legítimo matrimonio, de la enseñanza religiosa y no quedaban en mero testimonialismo espiritual. Una institución del Estado aspiraba ante la debilidad de partidos “católicos” y frente a las decisiones parlamentarias, lanzaba un programa de lucha «la aceptación del régimen no implica de ningún modo —siguiendo la importantísima distinción entre poder constitutivo y legislación— la conformidad, menos aún la obediencia, a dicha legislación en aquello que está en oposición con la ley de Dios y de la Iglesia» para proseguir con llamadas al activismo «a nadie es lícito quedar inactivo» o «es un deber ineludible de los católicos la unión o por lo menos la acción práctica común», absteniéndose de «leer mala prensa o de favorecer directa o indirectamente su prestigio y divulgación».
No se conformó la Iglesia con grandes orientaciones. Las normas que da, para orientación, de los católicos presentan, es la faz de una «Iglesia militante», de mártires y de catacumbas. Resaltando que tras estas normas todo el mundo está informado. Nadie puede alegar ignorancia.
Lannon considera, «que las pastorales colectivas de la jerarquía de diciembre de 1931 acerca de la nueva constitución y de mayo de 1933 acerca del proyecto de ley que reglamentaba las congregaciones religiosas, expresaban su necesaria y previsible protesta con serenidad mesurada»4.
La carta de 1931 se orientaba a intensificar la mentalidad y conciencia
Vicaría General del Obispado de Málaga. Todos estos documentos están sin ordenar y en consecuencia no pueden ser determinados en su ubicación correcta. Carpeta A.D.M.
VILAR, P.: (1986) La Guerra Civil Española, Barcelona. P. 154.
LANNON, F.: «La Cruzada de la Iglesia contra la República», (1986)
Revolución y guerra en España (1931-1939), Madrid. P. 42. cristiana. Aumentar la devoción y obediencia al papa. A este fin era necesario la promoción y el sólido conocimiento y amplia difusión de las encíclicas de León XIII y de Pío XI, particularmente las que se refieren a educación de la juventud, matrimonio cristiano y restauración del orden social. «Redoblar los fieles el celo y esfuerzo en defensa de la fe católica y al mismo tiempo de la patria». En consecuencia, aportarán su leal concurso a la vida civil y pública.
Se aceptan las nuevas directrices de la República con matices: «Con la lealtad que corresponde a un cristiano, los católicos españoles acatarán el poder civil en la forma con que de hecho excita y dentro de la legalidad constituida practicarán todos los derechos y deberes del buen ciudadano. La aceptación del régimen no implica de ningún modo —siguiendo la importantísima distinción entre poder constituido y legislación— la conformidad, menos aún la obediencia, a dicha legislación en aquello que esté en oposición con la ley de Dios y de la Iglesia».
Es necesaria como fundamento de toda otra actuación la mayor intensidad de vida religiosa personal y colectiva, dentro de los templos y fuera de ellos, en el culto interno y externo. La importante —trascendental para la Iglesia— cuestión de la enseñanza. Se asumía colaborar en las reivindicaciones escolares que constituyen punto capital del programa restaurador de la legalidad española, a base de defender los derechos de la familia en la educación de los hijos y los de la Iglesia a educar religiosamente, sin trabas, a sus fíeles, para lo que conviene propugnar la justa libertad de enseñanza. Combatir la enseñanza laica, trabajar por la modificación de las leyes que la imponen y bajo ningún concepto contribuir voluntariamente a las instituciones que en ella se inspiren o la promuevan. «Para los católicos, el válido y legítimo matrimonio es solo el canónico y sacramental celebrado in facie Ecclesiae y por esta regulado. Quienes, prescindiendo del matrimonio canónico y solo cumplidas las formalidades legales civiles, osaren vivir como cónyuges, faltarán gravísimamente a su conciencia de católicos, quedando excluidos de los actos legítimos eclesiásticos y privados de sepultura sagrada, si antes de morir no dieran señales de penitencia».
Los católicos apelarán al concurso de todas las buenas energías y usarán de las vías justas y legítimas, a fin de reparar los daños ya sufridos y conjurar el mayor de todos, que sería el oscurecerse y apagarse los esplendores de la fe de los padres. A nadie es lícito quedar inactivo y se habrá de evitar la falsa prudencia y la presuntuosa temeridad. El justo medio de la recta actuación ha de ser una docilidad afectiva a la jerarquía. La Iglesia y la Religión son ajenas al partidismo político. Lo bueno y honesto de un partido político, cualquiera que sea, debe ser apoyado por los buenos católicos. La abstención y la oposición a priori son inconciliables con el amor a la religión y a la patria. Es un deber ineludible de los católicos la unión o por lo menos la acción práctica común. Los católicos han de abstenerse de leer la mala prensa o de favorecer directa o indirectamente su prestigio y divulgación. Tendrán en alta estima y ayudarán con todas sus fuerzas y posibilidades a los buenos periódicos.
«Estas normas deberán ser observadas por todos, pero especialmente por los religiosos y sacerdotes y cuantos con la pluma o la palabra dirigen o mueven la conciencia de los católicos en estos momentos tan delicados para la vida de la Iglesia en España.
Después de nuestra colectiva declaración, nadie puede negar con fundamento lo que debe llamar la perfecta ortodoxia civil de los propósitos y orientaciones de la Iglesia, que no mira egoístamente solo por ella y sus intereses espirituales, sino muy eficazmente aún por el bien y la prosperidad de la nación.
Han de mantenerse los católicos firmes en la fe, constantes en la caridad, perseverantes en el apostolado, recordando que la Iglesia vence el mal con el bien, que responde a la iniquidad con la justicia, al ultraje con la mansedumbre, a los malos tratos con beneficios».
1932. El “año republicano” y la Iglesia.
Unos meses después, el obispo de Málaga explicaba a sus fieles tales proyectos, con un título que no dejaba lugar a dudas: Ante la persecución. En desagravio de mi madre. De manera directa se les pedía «adhesión, protesta más enérgica, sacrificio, ayuda económica», «combatiendo la prensa…». Presentaba Manuel, obispo, esta «fórmula» a los diocesanos y a todo católico que esté sintiendo pena de ver perseguida su religión.
En epistolar lenguaje mezcla de doctrina oficial y militancia política denunciaba que: «Mi madre Iglesia sufre dura persecución en España; deber mío es, como católico y como español, desagraviarla». Empleando métodos de comunicación directos y claros, se interroga, ¿cómo? «Con mi adhesión ahora más firme y más práctica al papa, a mi prelado y a mi párroco, y prometiendo creer con fe más viva todo su Credo, cumplir sin respeto humano todos sus mandamientos, orar con más confianza filial y unido al corazón de Jesús y a María Inmaculada, al levantarme y al acostarme y con la frecuencia que me enseña y recibir con la mayor sinceridad y limpieza y hacer que los que de mí dependen reciban sus Santos Sacramentos, singularmente la Sagrada Eucaristía, que recibida diaria o frecuentemente cura todas las debilidades del alma e infunde fortaleza de héroe».
Abrumados por las disposiciones de la República sobre la Iglesia católica, las órdenes religiosas, e impresionados por la destrucción violenta de los organismos, parroquias y clero, añadía su protesta más enérgica y por todos los medios «lícitos» contra los despojos de que están haciendo víctima a mi madre la Iglesia, no solo privándola de sus bienes materiales y de sus instituciones más queridas, como las órdenes religiosas, sino echándola de la vida social y pública, por el ateísmo del Estado; de la familia, por el matrimonio civil y el divorcio; de la escuela, por el laicismo oficial; de las tumbas de los cristianos, por la secularización de los cementerios; de las ideas y de los sentimientos del pueblo y de las relaciones sociales, por el desenfreno de propaganda oral y escrita contra la religión, la moral, la propiedad privada y hasta contra las vidas de los ciudadanos. Rotunda, si bien real exposición de la nueva situación española. Nueva y desconcertante. Implacable y lentamente asumida en la defensa de la fe y la religión. Por medios «lícitos». ¿Legales?
Los discursos sobre el espíritu había sido método eficaz, no obstante, descuidado en su mimética trayectoria junto al poder. «Con mi amor hasta el sacrificio. No se ama así a la madre natural? ¿Y no es mi madre sobrenatural la Iglesia, que me da el ser de cristiano en el Bautismo, la paz y la luz de mi alma en esta vida y el descanso y la gloria eterna en mi muerte? En esta hora de tanto despojo y dolor de la Madre, ¿no es un deber en el hijo el sacrificio por remediarla?».
La relación de sacrificios, a contracorriente, en un sistema cada día más hostil a la religión, poseían la elemental simpleza de un mundo fenecido. Probablemente, después de la quema de iglesias y conventos de 1931 y la permanente expulsión de la vida cultural y social, los seráficos llamamientos a los clásicos principios de la tradición eran, ciertamente, inútiles.
«Quiero sacrificarme por mi madre en primer lugar con mi dinero, quitándoselo a los gastos superfluos, a mis diversiones, lujos a hasta a mis necesidades menos urgentes para dárselo a mi madre para que sostenga sus sacerdotes, sus seminarios, sus templos, el culto de nuestro Dios, sus instituciones de enseñanza y de caridad y para dárselo con gozo, y no una vez, sino mientras esté despojada de lo suyo y amenazada de vivir, no en la pobreza, que no le asusta vivir como su Jesús, sino en la miseria. ¡Cuando se ama, no se cuenta!».
Conocer el funcionamiento de la Religión católica obliga a penetrar en complejos mecanismos que aproximaciones desde fuera serian incomprensibles. Así se producían las referencias a la disciplina interna, a la vieja protección y orientación a los creyentes.
«Quiero, además, sacrificarme por mi madre con mi celo por mi catecismo, repasándolo yo un poquito cada día y procurando que lo aprendan los que dependan de mí o en los que ejerzan influencia; si soy jefe de familia, enviando a los hijos al catecismo, que ahora darán tres veces por semana, y, a ser posible, diariamente, los párrocos».
La República no contemplaba la catequesis en la enseñanza pública y es por ello por lo que era imprescindible promover «la sustitución del que no se da en la Escuela; activamente ofreciéndose a mi párroco para ayudarle en la catequesis y enseñando familiarmente a parientes, criados, vecinos, presos, enfermos, mendigos y en todas las coyunturas y formas que sugiera el celo que siempre es ingenioso. Mucho necesita la madre Iglesia la limosna de dinero; pero incomparablemente más necesita la limosna de Catecismo a tantos hambrientos de él; ¡cuánto daña a la Iglesia el analfabetismo catequístico de muchos hijos suyos! ¡Cuántos cristianos sin Cristo y aun contra Cristo por no saber catecismo! Una campaña de intensificación del catecismo aprendido, sentido y practicado, ¡cómo renovaría y multiplicaría las fuerzas católicas!».
Los pasos del proceso no se inscribían en las tibias referencias a la moralidad católica: «Quiero sacrificarme por mi madre, por último, con mi valor». Se hicieron llamadas a la otra mejilla evangélica, con fortaleza por Cristo y por su doctrina, por sus sacerdotes, sus templos y sus instituciones, en extenso programa que incluía combatir la prensa que combate a la Iglesia, restándole suscriptores, anunciantes y toda clase de apoyo sin dejar de fomentar «con mi dinero y mi propaganda los periódicos aprobados por ella», y todo ello al ámbito de la política, con el uso debido del voto en las elecciones, ahuyentando sin cansancio en todas las formas a la invasión pagana que va entrando, aun en los católicos, de modas, diversiones, espectáculos y prácticas reprobadas por el papa y los obispos, y que hace más estragos en la sociedad, en la familia y en las almas que la más fiera revolución comunista.
«Más gloria da a Dios y más consuelo a la Iglesia un católico fiel y fervoroso que un ciento de tibios. Padre Santo, por el corazón de tu hijo sacramentado, te pido vivir y morir hijo bueno de mi Santa Madre la Iglesia».
Sofocados por la legislación republicana del primer bienio, someten a reflexión los cambios operados en el nuevo orden republicano desconocido y hostil. Hasta ahora, los cristianos y fieles sostenían el andamiaje católico ofreciendo a la Iglesia para necesidades materiales del culto, del clero y de los pobres, legados, censos, limosnas y los diezmos y primicias de sus cosechas. Desentendidos de estas cargas porque el Estado, que arrebató aquellos bienes, prohibió los diezmos y se comprometió solemnemente con la Iglesia a proveer a sus necesidades restituyéndole el interés del capital usurpado, se abrían, inevitablemente, nuevas vías y soluciones.
Roto violentamente por el Estado el pacto con la Iglesia y suprimido ya parte del presupuesto eclesiástico, con el que no llegó a devolver ni la mitad de los intereses debidos, «y en vísperas de quedarse totalmente suprimido,
¿Cómo deben cumplir los católicos su poder de mantener su culto, su Clero y sus pobres?».
«En la medida que Dios le ha dado dinero y generosidad puede
V. costear o ayudar a costear la asignación de un párroco, que son 2 500 pesetas anuales, de un coadjutor 1 500, de un capellán 1 200, de un seminarista 600, o ceder a la Iglesia un día mensual de su sueldo o jornal, o una parte proporcional de las rentas del año, de los frutos en especie de su campo, como aceite, vino, trigo, etc., o el producto de pequeños sacrificios frecuentes, como de tabaco, de diversiones, tranvías, cosas de adorno, infundir estos hábitos hasta en los niños, acostumbrándoles a que depositen en una hucha los frutos de sus pequeños ahorros y sacrificios».
«Con su trabajo, aprovechando alguna habilidad utilizable en favor de la Iglesia, trabajando gratis o por menos precio en cosas de su servicio o reparación de templos, confeccionando o reparando ornamentos, cuidando altares, aseando el templo, buscando suscripciones y cooperaciones de otras personas y poniendo a contribución su celo y su ingenio en favor de las necesidades de la Iglesia».
«Con la oración y la confianza: ¿Va a dejar el divino fundador de la Iglesia sin pan material y sin las demás cosas materiales necesarias a los que consagran su vida a procurar el pan espiritual a las almas y a los pueblos?
La Iglesia que, por ser hija del más agradecido de todos los corazones, el de Jesús, y por ser la más madre de todas las madres, ¡que ricamente pagará con la parte que nos dé de sus misas, oraciones, sacrificios, lágrimas y obras buenas cuanto por ella se haga!».
BOLETIN DE SUSCRIPCIÓN
Diócesis de
Yo feligrés de la Parroquia de domiciliado en calle n.º piso , como católico, que por la gracia de Dios soy y que aspiro a serlo cada vez más de verdad, me suscribo, mientras pueda, por la cantidad de Ptas Cts. cada (mes) (año) para atender las necesidades de mi madre la Iglesia.
En a de de 1932.
Jamás la Iglesia católica había sufrido avatares de tamaña envergadura. Y abiertas las Elecciones para 1933, tampoco el Bienio de Gobiernos Radicales– Cedistas elevó al terreno legislativo las reformas exigidas o solicitadas por los sectores excluidos.
El Frente Popular
El intenso y profundo proyecto de descristianización de la República se había posado sobre pobres resultados espirituales anteriores. Poseemos datos globales sobre niveles de religiosidad, asistencia a cultos… .
Los citados informes de la vicaría son incontrovertibles. No pueden ni levantar una sola iglesia o convento destruido. La República española había esgrimido todas las armas contra la interpretación histórica de la ignorancia o el fanatismo, que adjudicaron a la Iglesia. Y los partidos de obediencia católica no magnificaron las expectativas. La CEDA esquivó las aristas más radicales de la derecha, pero imaginar el fallecimiento de la Iglesia en España ,solo era dado a aquellos que en las olas de la libertad no observaban las raíces profundas.
La Iglesia influía en dos periódicos, fundamentalmente, en Málaga: El Cronista y El Diario de Málaga. La prensa no republicana, tras el fracaso del 18 de julio, ardió como las vidas de sus directores y redactores.
En esta fugaz e inconcreta República fue 1932, realmente, el único año «republicano»: gobierno de la coalición republicana socialista con una constitución nueva y sin grandes acontecimientos que apartasen a los poderes nacionales o locales del ejercicio del poder, como en 1931, 1933, 1934,1936 salpicados de elecciones o conflictos de gran envergadura.
El sinuoso camino que recorren Iglesia y Estado se acrecienta, con mayor virulencia, ante las elecciones del Frente Popular. Tras el triunfo de este, todos los diques difícilmente soportados contra la Iglesia católica saltaron, con más intensidad aún. Fueron el Primer Bienio y las elecciones de F.P. donde se manifestaron los grupos religiosos y el republicanismo laico con tensión incontenible. En 1936, el Bloque Nacional colocaba el tema eclesial como centro del debate, y unía este al programa de la derecha malagueña, como hiciera en 1931 y 1933, Acción Popular, el partido de la derecha con más fuerza en Málaga, desarrolla a través de Diario de Málaga y El Cronista sus planteamientos, en una demostración de su preeminencia sobre los demás partidos de la derecha con implantación en la provincia.
En general, los eslóganes usados repiten los de 1933: «con el orden, la familia, la religión y contra la Revolución», acentuando la necesidad de salvar a España. «Las derechas españolas son el verdadero centro nacional, eje del españolismo (…) y las izquierdas operan con sujeción a teorías y procedimientos antiespañoles».
La idea de cruzada por la unidad y contra «los enemigos extranjeros», completa el esquema utilizado.
El segundo aspecto destacable es el tándem religión–familia, incluyendo el papel a jugar por la mujer, como el centro de la vida familiar. Los objetivos se concretan en defender la fe católica, el patrimonio familiar y la enseñanza religiosa. Con la victoria se evitaría «el sectarismo ateo», «la Ley del divorcio» y el «amor libre».
Superar el parlamentarismo e instaurar un régimen corporativo social– cristiano, sustentado en la familia, el orden y la religión, sería el estadio final del proceso a que aspiran los sindicalistas de Acción Obrerista.
La adhesión al régimen republicano no es objetivo concreto de la propaganda de la coalición. Se evita un pronunciamiento claro o se intenta justificar la entrada, en las candidaturas de elementos monárquicos, comparándola con la participación comunista en el Frente Popular. Ambos son contrarios al Régimen, pero ello no quiere decir que tanto republicanos de derecha como de izquierda, se dejan llevar por la teorías de desafección a la República.
La postura de los monárquicos oscila entre el deseo de una restauración vía constitución, caso de José Estrada, o la llamada a la subversión del Ejército para obtenerla, objetivo de Renovación Española.
Existe unidad de criterio en la defensa de la contrarreforma agraria según los modelos del Segundo Bienio, y es Acción Popular el partido que presenta un programa de gobierno más completo en este sentido.
La posibilidad de la política de carácter social, solo la contempla Acción Obrerista, como necesidad de superar la lucha de clases, «que no se den jornales de hambre por los que dicen ser católicos». «Los de abajo son los malos cuando los de arriba son los buenos»5, «los patronos deben inspirar siempre su actuación en el más puro sentido cristiano, pues en ocasiones son los patronos causantes de que haya obreros malos» «Los propietarios de aquí estamos entregados a nuestros obreros, porque ellos son los que trabajan nuestras tierras y las hacen producir». «Todos trabajamos, obreros o no. La igualdad es imposible de conseguir. En Rusia el Régimen no es ideal».
DIARIO DE MÁLAGA. A.M.M. 13, febrero,1936. Mitin en Coín. José Estrada y Estrada.
DIARIO DE MÁLAGA. A.M.M. 13, febrero,1936. Mitin en Coín. Ángel Fernández Ruano.
DIARIO DE MÁLAGA. A.M.M. 13, febrero, 1936. Mitin en Coín. Modesto Escobar Acosta.
DIARIO DE MÁLAGA. A.M.M. 15, febrero-1936. Mitin en El Morche. Emilio Hermida Muñoz.
En 1936, la Iglesia católica y sus instituciones ya alcanzan posiciones de no retorno.
«Alerta colegios católicos y alerta profesores católicos La Comisión Técnica de la FAE examinando la situación actual y sus posibles repercusiones en la política escolar, cree oportuno dar a conocer a todos los informados en la educación católica:
Primero: Que es un hecho la alianza de la masonería, el marxismo y el comunismo.
Segundo: Que desgraciadamente el Jefe del Gobierno, Señor Pórtela Valladares es un destacado masón; pero hay otros dos masones de categoría: los señores Barcia y Martínez Barrio. Sus ideas son conocidas de todos.
Tercero: Que el programa escolar del conglomerado revolucionario es: a) cerrar todos los colegios y escuelas católicas; b) apoderarse de sus edificios; c) destrozar la educación de las niñas; d) prohibir el catecismo y expulsar el crucifijo de todos los centros de educación, así oficiales como privados; e) perseguir a todos los profesores católicos oficiales, sean de instituto o de universidad.
Cuarto: Quedará sin escuelas más de un millón de hijos de obreros.
Quinto: Que en Madrid será la falta de grupos escolares de los barrios extremos.
Sexto: Que, por tanto, hay que trabajar en estos momentos sin descanso, por Dios y por la patria9.
Siendo ya obispo D. Balbino, publica la siguiente circular obligado por la gravedad indiscutible de los momentos actuales para la patria y la trascendencia de los intereses que van a ventilarse con motivo de la convocatoria de un nuevo parlamento legislativo. Para tal fin, recoge las autorizadísimas voces, que han resonado por todos los ámbitos de la península, del episcopado y especialmente los que por su más elevado puesto ejercen mayor influjo y ascendiente y están llamados a ser orientación y guía de la conciencia española.
Quienes oportuna y discretamente han ponderado todos ellos la vital importancia de la contienda electoral que se avecina, el gravísimo y apremiante deber que —por deseo expreso del papa— a todos los católicos españoles incumbe de ejercitar sus derechos de ciudadanía y, «subordinando al bien
DIARIO DE MÁLAGA. A.M.M. 23, enero, 1936. común de la patria y de la religión todos los otros ideales, unirse todos con gran disciplina en la defensa de la fe para alejar el mal que amenaza a la misma sociedad civil….
…Con nuestros ruegos al padre de las misericordias, para que la tenga muy grande con nuestra patria y quede a salvo esos tres primordiales objetivos de que habla en su luminosa pastoral Emmo. cardenal primado, a saber: el respeto de los derechos de la Iglesia; el saneamiento de la escuela y la santidad de la familia.
…A estos fines y aparte de lo que cada cual su piedad y celo le sugieran, ordenamos:
Primero: Todos los días, hasta que estén constituidas las nuevas Cortes se recitará en la Stma. Misa tamquam pro se gravi, la colecta proquacumque necessitate, que es la señalada en el misal romano con la número doce, sin omitir, la que está mandada actualmente.
Segundo: En todas la iglesias de la diócesis donde se guarda la Sagrada Eucaristía, todos los días festivos después de la misa mayor o de la más concurrida, se hará exposición menor, se rezará la estación y se dará la bendición con el Sto. Sacramento.
Tercero: En todos los cultos vespertinos se recitará el Sto. Rosario añadiendo a la oración de S. Bernardo Acordaos etc. y un padrenuestro al Ángel Custodio de España y a Santiago apóstol por las necesidades de la Iglesia y del Estado. A las comunidades religiosas les rogamos encarecidamente que de una manera especial ofrezcan oradones y sacrificios al señor, recomendándoles el rezo frecuente de las letanías de los santos y del piadoso ejercicio del viacrucis.
Málaga, festividad de la Purificación de María, 1936.
Balbino, obispo de Málaga».
Los pasquines antirrevolucionarios siguen dirigiéndose a los católicos::
«¡Católicos!
No olvidéis las iglesias incendiadas. No olvidéis las escuelas sin Dios.
No olvidéis la expulsión de los Jesuitas.
¡Votad íntegra la candidatura de Derechas! Contra el sectarismo marxista.
Contra el sectarismo comunista.
Contra el sectarismo ateo.
¡Votad íntegra la candidatura de derechas! No votad a los de Octubre.
VOTAD A ESPAÑA».
Alfarnate.
APENDICE DOCUMENTAL.ALGUNOS CASOS. LA DESCRISTIANIZACIÓN EN MALAGA. 1931-1936.
Alfarnate.
«Según datos aportados por testigos presenciales, después de las elecciones del 16 de febrero de 1936 empezaron ataques descarados contra la Iglesia y su ministro, y en una ocasión, por la noche el Sr. cura fue insultado y vejado en la puerta de la sacristía; y también se derribó una Cruz llamada Cruz del Cura, en las afueras de la población; se destruyó la Cruz del Cementerio; y se destruyó el llamado Santo Cristo, o sea, un viacrucis que comenzando en las calles del pueblo termina en un próximo montículo».
Alhaurín de la Torre
«Toda la era republicana vivida en esta parroquia a partir de la proclamación de la República originó en esta villa de la Provincia de Málaga una descarada y odiosa persecución contra la Iglesia y al mismo tiempo contra el orden social». «Así, en mayo de 1931 fue asaltada con especial violencia la iglesia parroquial, incendiándose las imágenes y archivos parroquiales, con cuanta ropa y utensilios sagrados se encontraron en la misma».
«Fue en esta época descarada y dura la lucha; así por ejemplo, al querer celebrar la Parroquia, con la solemnidad de costumbre, la fiesta del Corpus Christi, en 1935, el alcalde al frente se opuso a la salida de la misma. Y al encontrarse con esta, de intento, cruzó entre las filas de los fieles escandalizados, con sus sombreros en las cabezas, acompañado de los alguaciles del ayuntamiento». «Las elecciones de febrero de 1936 marcaron una época de plena persecución, con oposición a todo lo que, en sí, significara religión y orden».
Almogía
«A partir de la proclamación de la República, se creó en este pueblo un ambiente de hostilidad y aversión hacia la Iglesia, manifestado en los diversos conatos de impedir los entierros católicos, el toque de campanas, y el incendio del templo parroquial, que entonces no consiguieron». «Esta hostilidad se acentuó por el triunfo electoral del Frente Popular, oscureciéndose cada vez más la atmósfera, llegando a suprimir el toque de campanas, y los entierros católicos, y teniendo que hacer algunas veces los matrimonios en el domicilio de los contrayentes, por temor a los desmanes de la turba. En este tiempo fue detenido y encarcelado el señor cura párroco, que meses más tarde pasó, en Málaga, a engrosar el número de los mártires de Cristo».
Almáchar
«Desde el advenimiento de la República se creó una situación adversa a la Iglesia en esta parroquia, que culminó en intentos de destrucción del templo, impedida por la valentía y oposición del elemento católico y, más tarde, en el saqueo y despojo de una pequeña ermita donde se veneraba una pequeña imagen de la Virgen del Calvario, que destruyeron, arrojando sus pedazos a un barranco. Luego, la prohibición absoluta del toque de campana, prisión del párroco, que dio lugar a una espontánea y enérgica reacción de los católicos, que en el número de más de 500 partieron a la capital para protestar ante el gobernador de los abusos cometidos».
«Esta misma persecución se mitigó notablemente durante el período en que participaron las derechas en el poder o gobierno; no faltaron, sin embargo, hechos aislados como: denuncia a una maestra, porque venía con los niños a visitar al Santísimo Sacramento; notificación de embargo hecha al párroco de su mobiliario; insultos a mano armada hechos a un sacerdote cuando, en cumplimientos de su deber, se dirigía a otro pueblo a celebrar el Sto. sacrificio de la misa».
«Después de las elecciones del 16 de febrero de 1936, la situación se agravó notablemente; las blasfemias e insultos no cesaban los desmanes y vocerío en la puerta misma de la iglesia hacían insoportables los cultos; exigían se solicitase permiso para la celebración de los entierros. Hubo intento, en marzo, de asaltar el templo parroquial, que no se llevó a cabo porque fue detenido violentamente por un grupo de católicos. En abril, con motivo de la celebración de una vigilia ordinaria de esta Sección Adoradora Nocturna, penetraron en el templo durante la vigilia, hasta las dos de la madrugada, deteniendo a los adoradores y siendo conducidos a Málaga, a disposición del gobernador y quedando clausurada la iglesia, siendo precintadas las puertas por la autoridad local. Fue luego a los pocos días levantada la clausura, pero en el mes de junio, con motivo de la huelga de campesinos, fue de nuevo cerrada por la violencia de un grupo de comunistas, que salieron al encuentro del párroco cuando se dirigía, como de costumbre, a la iglesia, haciéndole saber la orden terminante que llevaban. Unos días estuvo la iglesia cerrada al culto, incluso el día del Corpus; durante dichos días se reservó el Sm.º en la casa rectoral, acudiendo a comulgar secretamente un grupo de personas. Al terminar la huelga, se abrieron las puertas al culto, pero no con entera libertad y sin temores».
Alozaina
«A las ocho de la noche del 12 de mayo de 1931, reunidos los fieles para hacer el mes de María como de costumbre, fueron echados de la iglesia por los marchistas (sic). Estos, durante casi toda la noche, desde la calle, insultaron al Rdo. Sr. cura párroco D. Manuel Ballesteros Jiménez y al M.I.S. Canónigo
D. ANTONIO TRUJILLO PORTALES, retirados en sus respectivas casas. …Este mismo día 12 asaltaron la iglesia, destrozando las imágenes, desnudándolas y arrastrándolas por las calles, y luego ahorcándolas en las puertas y balcones de las casas de las personas piadosas: una de las más molestadas fue la devotísima señora maestra de esta D.ª. Carmen Churruca, cuyos sufrimientos le merecieron la vocación religiosa, entrando luego a un convento en Bilbao».
«Se escaparon de dicha destrucción las imágenes de Santiago y una pequeñita de los Dolores, porque decían los marchistas que dichas imágenes eran republicanas. En el citado día 12 organizaron un simulacro sacrílego, simulando una procesión del Santísimo, bajo palio y revestidos con ornamentos recogidos en la iglesia; en este talante blasfemo recorrieron la población».
«Restablecido el orden, a últimos de julio del mismo año 1931 volvió a su casa el Sr. canónigo; fue encargado de la parroquia; se abrió de nuevo la iglesia al culto divino, comprando D.ª Esperanza Muñoz de Toro la imagen del S. Corazón de Jesús. Con ello, se llenó el vacío que había producido la destrucción de la que había regalado, en su día, el Sr. marqués de Puerto Hermoso».
Arenas
«Antes del movimiento y hasta el advenimiento del régimen republicano había en esta parroquia, no actos violentos contra la Iglesia, pero sí plena indiferencia en la inmensa mayoría del vecindario e incluso una sorda hostilidad contra la misma. Hay algunos datos que lo comprueban: Absoluto incumplimiento, por parte de la población masculina del precepto de confesión anual; ausencia absoluta de interés por restaurar el templo incendiado años atrás. La situación de hostilidad sorda…, arranca, sobre todo, desde la estancia, años ha, en este pueblo de una propagandista que ellos recuerdan con el nombre de D.ª Belen. Realmente dejó huellas bien marcadas».
Atajate
«Hay que hacer notar que en esta iglesia el culto estaba casi suprimido por falta de sacerdotes y no se atendía más que la administración de sacramentos, cuando se pedía. A pesar de esto consta que amenazaron, de palabra, al párroco —-que residía en Benadalid— para que no viniese».
Benagalbón
«Después de las elecciones de 16 de febrero de 1936 se empezó a crear en esta parroquia situación violenta contra la Iglesia, queriendo impedir a todo trance se celebrara misa los domingos y días festivos, habiendo salido varias veces al camino al sacerdote patrullas de jóvenes para llevarlo a efecto, lo que nunca consiguieron. Un domingo del mes de mayo o junio, no recuerdo bien, después de marcharse el sacerdote del pueblo a otro donde tenía su residencia un grupo de mozalbetes de Rincón de la Victoria y de los campos subieron al campanario por defuera de la fachada y tiraron las campanas».
Benamargosa
«Proclamada la República en España el culto católico quedó casi suprimido en esta Villa…, le crearon al párroco situaciones violentas que obligaron a D. Francisco Fernández a abandonar su cargo; fue nombrado otro sacerdote, fijando su residencia en Vélez-Málaga, viniendo solo los domingos hasta febrero de 1936; en estos días siendo párroco de esta iglesia D. Francisco Espinosa, cuando venía un domingo a cumplir con sus deberes, el populacho, que contaba con la complacencia de la autoridad, impidió violentamente que llegara a la iglesia, obligándole a marchar a Vélez con amenazas si volvía nuevamente».
Cartajima
«Desde antes del movimiento se dejaba sentir cierta hostilidad para con la iglesia y el Sr. cura manifestaba en varias ocasiones, por ejemplo en ocasión de estar haciendo el nacimiento para Nochebuena los mayordomos llegaron a proferir palabras poco respetuosas contra el párroco. Otras veces se le daban voces desde el campo, cuando iba a otros pueblos».
Carratraca
«El 14 de abril de 1936 tuvo lugar una manifestación presidida por el ayuntamiento, con el propósito de asaltar la iglesia parroquial, apoyados en la sin razón de que “como era del pueblo, a esta había de entregarse”, propósito que no consiguieron por la oportuna intervención de la Guardia Civil y consejos acertados de personas respetables». Firmes en su propósito de incautarse de la iglesia para convertirla en Casa del Pueblo, repitieron la manifestación el día primero de mayo, fracasando también este segundo intento, por las mismas causas».
Casabermeja
«La situación violenta contra la Iglesia se manifestó por parte de las autoridades, prohibiendo bajo oficio la asistencia a los entierros católicos y ordenando, también por oficio, la retirada de una imagen colocada en la fachada principal de la iglesia parroquial; y por parte de otros elementos del pueblo y niños, cantando coplas groseras, insultando con palabras y trazando planes de persecución contra el párroco».
Casarabonela
«Desde el 14 de abril de 1931 se creó en esta parroquia una constante situación violenta contra la Iglesia y el orden social. En este mismo año intentaron incendiar el templo, sin conseguirlo. Al año siguiente, y en ocasión en que se celebraba en la noche del Viernes Santo la procesión de la Soledad, pues ya tenían prohibido toda manifestación religiosa, verificándose esta por el interior del templo, colocaron un petardo en una de sus puertas, sin que afortunadamente causara víctimas, ni daño alguno. El año 1935 intentaron nuevamente quemar la parroquia, sin conseguirlo».
Nerja
«Desde la caída de las derechas del poder comenzó la efervescencia de los marxista en la localidad. Sobre todo desde las elecciones de febrero de 1936…, comenzaron a burlarse públicamente de los sacerdotes y personas que frecuentaban la iglesia y a proferir amenazas. En el carnaval de aquel año, en coplas desvergonzadas, varias comparsas hacían mofa del clero y de las cosas santas».
Pizarra
«Al proclamarse la República el 14 de abril de 1931, la sociedad titulada 1.º de Mayo, que no aspiraba a otra cosa más que el mejoramiento económico de la clase trabajadora, se convirtió instantáneamente en una entidad sindicalista de tipo marxista, y así por ejemplo y a semejanza de lo que se hacía en las grandes urbes, se produjo en este pueblo, el 14 de mayo de 1931 un movimiento tumultuario y sedicioso, que no tuvo otra finalidad que la de profanar esta única parroquia y quemar sus imágenes, como así lo hicieron en befa y escarnio de los sentimientos religiosos». «A partir de entonces se le impuso a la vida parroquial una serie de trabas y dificultades que le hacían imposible el ejercicio del culto, el que hubo de suspender el 24 de mayo de 1936».
Ubrique
Antes del 16 de febrero de 1936, con motivo de propagandas electorales; fueron derribadas las tres cruces levantadas desde tiempo inmemorial en las alturas que rodean a esta villa. Después de la citada fecha, y por el orden que se indican, fueron derribadas en el mismo mes de febrero otras cruces situadas en la vía pública, un cuadro de la Santísima Trinidad existente en la plaza de su nombre desde la época del beato Diego José de Cádiz, arrancados violentamente los rótulos que daban a las calles nombres religiosos y de santos, apedreado el convento de PP. Capuchinos y asaltada y devastada la capilla del Calvario, que fue además destruido su edificio. De este asalto se instruyeron diligencias judiciales.
Se acentuó la persecución contra la Iglesia principalmente y contra personas significada como religiosas o de derechas o de orden. Había un centro obrero de izquierdas
donde estaban sindicadas todas sus organizaciones y cuyos dirigentes formaban parte a la vez de la comisión municipal del Frente Popular.
Además, existía un casino de derechas que era vigilado y perseguido constante y oficialmente, coartando su labor y sus derechos particularmente en períodos electorales, o con motivo de determinadas actividades por una u otra parte.
En marzo de 1936 fueron mandadas retirar de la vía pública y de las casas particulares, por orden de las autoridades, todas las imágenes y emblemas religiosos. También fueron prohibidas toda clase de Junta en la Parroquia, sin previo permiso de la autoridad, no permitiéndose acompañar a los entierros con Cruz alzada, y coaccionando a los fieles para que estos actos fueran civiles. Además, se limitó a la parroquia el toque de campanas, ordenando al párroco el tiempo y la forma en que debían de tocarse estas.
El 17 de abril de 1936, por la tarde, fueron clausurados los dos casinos principales que conceptuaban de derechas o de orden y al anochecer se procedió a la detención de personas de la misma significación, o como consideradas desafectas al Frente Popular. En la madrugada del siguiente día 18 fue expulsada de su convento la Comunidad de PP Capuchinos y alumnos del Colegio Seráfico, recientemente establecido en el mismo, siendo todos detenidos durante unas 24 horas, mientras este mismo día fue registrado judicialmente primero, y después a la una de la tarde asaltado, saqueado y devastado el interior del citado convento y su iglesia, cuyos restos de imágenes, retablos, ornamentos, objetos de culto, mobiliarios y portaje, arrojados al exterior, fueron quemados en aquella hora en grandes hogueras formadas en cada una de sus tres puertas exteriores. De todo esto se instruyeron diligencias judiciales, y de esta iglesia solo se salvaron de su destrucción algunos ornamentos y vasos sagrados y la imagen de nuestra Patrona la Santísima Virgen de los Remedios, con los objetos del culto pertenecientes a esta imagen, en su mayoría deteriorados».
«En la madrugada del 20 al 21 de abril, a medianoche, fueron asaltadas y saqueadas la iglesia parroquial, y la de S. Antonio, quedando completamente destruido todo cuanto había en su interior y además la imágenes de la iglesia de San Sebastián (vulgo de Jesús) que se encontraban depositadas en la parroquia. Con los restos retirados en camiones a aquella misma hora, alimentaron grandes hogueras encendidas en las afueras de la población. Las autoridades simularon salvar (como se demuestra más adelante) algunas imágenes que fueron llevadas al ayuntamiento mientras se verificaba el asalto. De estos actos se instruyeron también diligencias judiciales.
Al día siguiente, 22 de abril, fue clausurada por orden de la autoridad la Capilla del Asilo–Hospital y retiradas de esta sus imágenes y objetos del culto que fueron depositados en casas particulares. También fue retirada por las autoridades la imagen de Cristo existente en la capilla del cementerio.
Pocos días después eran recogidas por las autoridades y depositadas en el ayuntamiento, con las que fueron retiradas de la parroquia, todas las imágenes y objetos que los fieles habían intentado salvar de la destrucción guardándolas en sus casas; y a las doce de la noche del día 30 de abril fue tranquilamente sacado del ayuntamiento todo este depósito y transportado en camiones a las afueras del pueblo, donde quedó destruido por el fuego».
Villanueva de la Concepción
«Ya a partir de la proclamación de la república se creó en este pueblo un ambiente de hostilidad y aversión hacia la Iglesia, manifestada en un intento que hubo en mayo de 1931 de incendiar el templo parroquial». «Esta aversión y hostilidad se acentuó sobremanera a raíz del triunfo electoral del Frente Popular, empezando las burlas más descaradas y provocaciones groseras al sacerdote que regentaba esta Parroquia. Culminó esta actitud en el saqueo del templo parroquial y destrucción de las sagradas imágenes, en mayo de 1936, dos meses antes del glorioso Movimiento».
La cruzada correspondencia entre los párrocos y el vicario, los párrocos y los alcaldes, la intervención del Gobierno Civil y la vicaría para mitigar la aplicación de las leyes nos ha parecido, en este capítulo, uno de los apartados más significativos de la lucha abierta. Toda una radiografía de la primacía «religiosa» que contenía «la lucha de clases». Su lectura es verdaderamente significativa de la severa actitud de la republica de asentar una nueva relación de poder. La frustración e incomprensión de algunos párrocos así lo demuestra.
Las imposiciones a la iglesia en los pueblos.
Benamocarra
«Benamocarra, 8 de noviembre de 1932. Alcaldía Constitucional de Benamocarra Ilmo. señor vicario general del obispado.
Ilmo. señor: anteanoche al ir a hacer el mes de ánimas, noté mayor concurrencia en las calles y me dijo el sacristán que tenían junta en el centro obrero para pedir trabajo y no le di importancia alguna, pero en la junta a propuesta de algunos socios se acordó pedir la salida del pueblo del cura y que no se tocaran las campanas porque dicen que ya se está haciendo en la parroquia lo mismo que antes pues en mayo del anterior hubo de suprimirse algunos toques como las ánimas y otras cosas que después se han ido restableciendo y fueron con su pretensión al alcalde, el cual no vino por ser algo tarde y saber que yo me acuesto temprano y como ayer estuve en Málaga de nada me enteré hasta anoche que vino el alcalde para hacer la petición a lo que le dije que yo no estaba aquí por mi gusto sino obedeciendo órdenes de mis superiores y que le agradecería que la petición la hicieran a V.S. por ausencia del Sr. obispo. No sé si la harán, pero también me indicó la conveniencia de no tocar las campanas hasta recibir contestación de V.S. y temiendo algún atropello de estos… señores socialistas no se tocarán las campanas hasta recibir su contestación; no es solo que se vaya el cura, sino que no manden otro porque lo único que les dificulta la vida es el cura. Dígame qué debo hacer y haré lo posible por cumplirlo pase lo que pase. Mande a s.s. y Cllan. q.b.s.m».
«8 de noviembre de 1932. Alcaldía Constitucional de Benamocarra
Ilmo. señor vicario general del obispado de Málaga.
Sr. de mi consideración: Participo a V.S.I. que la noche del 6 del corriente, una comisión de vecinos de este pueblo, afiliados al centro dependiente de la C.N.T. y denominado Sindicato Único de Agricultores y Oficios Varios se presentó en esta alcaldía reclamando la expulsión del cura párroco por el hecho de que ordena tocar las campanas de la iglesia llamando a los niños a la misa para explicarles doctrina cristiana, con lo que aquellos no se hallan conformes, así como tampoco con que después de tal expulsión venga otro a reemplazarle: hasta el momento se han limitado a lo expuesto, pero si posteriormente adoptaran otra actitud considero conveniente ponerlo en su conocimiento para su inteligencia y en evitación de los perjuicios que pudieran ocasionarle al párroco a pesar de la protección que le fuese prestada por la autoridades.
De V.I. con toda consideración att. y S.S. q.e.s.m».
«Benamocarra, 21 de noviembre de 1932 Ilmo. Sr. vicario general del obispado.
Ilmo. Sr.: recibí su estimada y había leído la información de La Unión, pero, El Cronista y El Popular decían que el Sr. gobernador había ofrecido informarse y resolver, por lo cual esperé más días para dar tiempo y en 18 fui a ver al alcalde y me dijo que no había recibido órdenes del gobernador y que nada podía hacer y al decirle si habían de seguir sin tocar las campanas me dijo que les hablaría a los del centro y entonces con toda la suavidad que pude le dije que este asunto se había planteado mal pues si la prohibición se me hubiera hecho directamente yo hubiera podido ayudar al alcalde y como pedía una cosa justa y legal me hubiera apoyado en el comandante del puesto que seguramente hubiera advertido a los del centro que no tenían derecho y que no hubieran molestado a la parroquia ni al cura y nada hubiera pasado, me dijo que él sabía que solo eran unos ocho los que estaban dispuestos a que no se tocara y le dije si no le parecía absurdo que ocho personas que nada mandaban se impusieran a todo un pueblo y me dijo lo mismo que él hablaría y han pasado tres días y nada ha contestado.
El médico, que es ateo, y el maestro, que no lo será, pero que no va a la iglesia no ocultan su oposición a esta medida porque comprenden que ello será causa de otra peticiones; anteanoche uno de los dirigentes decía ante un grupo de obreros, ahora es cuando manda el pueblo pues se mandó que no se tocaran las campanas y no se ha dado ni una sola campanada; todo esto serán tonterías pero me tienen de muy mal humor pues ni como, ni duermo pues veo que he hecho lo posible por salir de aquí airosamente y voy a tener que salir de una manera desairada por lo que de nuevo le ruego me autorice para marcharme a Antequera o Málaga o donde sea.
La iglesia continúa sin tenerse nada más que la misa por la mañana ocho o diez personas, entre ellas las que siguen comulgando y los domingos algunas más y de noche no se tiene nada pues temo si no daño por lo menos que dieran un escándalo y atropella. Pensando en la pregunta que me hizo de la facilidad de servir esto desde Vélez, creo que lo mejor es salir de Vélez en caballería directamente a Iznate y a la vuelta decir la misa en Benamocarra. Si cree que debo hacer algo, le ruego me lo indique, pero la orden que con más gusto cumpliría sería la de marcharme.
Mande a s.s. y q.b.s.m.». Casarabonela
«Dado el estado de excitación existente entre los elementos extremistasdeestalocalidad,considerounamedidadeprudencia se abstenga por ahora de acompañar entierros revestido y con cruz alzada, en evitación de cualquier desagradable incidente. Salúdole. Casarabonela, 19 de diciembre de 1932. El alcalde. Señor cura encargado de esta parroquia».
Alhaurín el Grande
«Alhaurín el Grande, 30 de abril de 1932. Sr. D. Francisco Martínez Navas.
Mi distinguido amigo: Dispénseme V. vuelva a molestarle diciéndole que esto sigue igual, y lo del telegrama, que dijo el secretario del Sr. gobernador no ha llegado, o si ha llegado no hace caso: yo no he visitado al alcalde porque se ve en todo que nada le importa, lo que puedan amistosamente mandarle y por evitar las cosas.
Con esta fecha le escribo también a mi paisano rogando haga cuanto pueda para que termine el escándalo de no poder tocar a misa, cosa que imitarán en muchos pueblos si no se pone ahora remedio.
El día de la cruz tendrá que ser como Viernes Santo, con pena de todo el pueblo. ¿Por qué ley está prohibido tocar las campanas? Y si no lo está, ¿por qué no ordena el Sr. gobernador a este alcalde que cumpla con su deber?
De V. Gabriel Pérez».
140
«Alhaurín el Grande, 27 de abril de 1932 Sr. D. Francisco Martínez Navas.
Mi querido amigo: Recibí su deseada carta, que Dios se la pague, por lo mucho que nos ayuda a defendemos de los jabalíes que pretenden destruirlo todo. Aquí tenemos de alcalde a un furioso y listo jabalí, que ha engañado dos veces al gobernador, y pocos se fían de él por lo que no debe extrañarle que a ruego de mi coadjutor pregunte a V. si siempre que muera alguno hay obligación de pedir permiso al alcalde para hacer el entierro y en caso afirmativo, ¿quién debe pedirlo?
De V. Gabriel Pérez».
«Alhaurín el Grande, 27 de abril de 1932. Alcaldía para el más exacto cumplimiento de la leyes de la
república, espero de Vd. se abstenga en absoluto de hacer propaganda religiosa así como tampoco verificar toque de campanas sin previa autorización.
Lo que le comunico para su conocimiento y el de sus subordinados.
Le saluda,
Diego Naranjo. Cura párroco de esta Villa».
«Alhaurín el Grande, 25 de abril de 1932. Alcaldía para el más exacto cumplimiento de la Ley de
cementerios municipales de 30 de enero ppdo. de Vd. cumpla el artículo 4.º de dicha disposición así como lo referente a que en los enterramientos podrán practicarse los ritos funerarios de los distintos cultos en cada sepultura. Para constancia debida ruego le autorice con firma un duplicado del presente.
La saluda Diego Naranjo. Sr. Cura párroco de esta Villa».
«Alhaurín el Grande, 14 de mayo de 1932 Sr. D. Francisco Martínez Navas.
Mi distinguido amigo: Hace tres o cuatro noches vino a verme el viudo de la sobrina de nuestro amigo D. José González Plaza preguntando, o más bien encargándome preguntara a esa, si tenían o el Sr. nuncio facultades para dispensar de impedimentos matrimoniales, eso me dio a entender quien trajo el recado. Se trata de un joven que está con su suegra (cuñada de D. José) y la pobre se encuentra muy enferma y debe contraer dicho joven lo más pronto posible con una prima hermana de la sobrina de D. José, y a eso creo se refiere al pregunta, como dije a V. en mi anterior. A D. José no he podido verlo hace varios días, el pobre tiene días en que le molesta muchísimo el dolor.
De V. Gabriel Pérez».
«Alhaurín el Grande, 14 de mayo de 1932 Sr. D. Francisco Martínez Navas.
Mi distinguido y estimado amigo: Hace dos o tres días escribí a V. y le decía que por mandato o consejo del alcalde estaban recogiendo firmas para pedir cierren las iglesias y no se vuelvan a tocar las campanas; los entierros cristianos siguen prohibidos aunque lo piden las familias, muchas de ellas llorando. Anoche remití al Sr. alcalde (a quien El Cronista llama “alcaldete” en el número de ayer) le remití un B.L.M. pidiendo permitiera el entierro cristiano de un párvulo y contestó en la Casa del Pueblo que no podía hacerlo porque hay que cumplir la ley.
Uno de los jóvenes (que vivían del campo) que van recogiendo firmas tiene colocado a un hermano en la alcaldía y a otro en la recaudación del inquilinato, y la mayor parte de las firmas son de niños que han firmado engañados.
Dispense V. tanta molestia y mande a su…».
«Alhaurín el Grande, 18 de mayo de 1932 Alcaldía Constitucional de Alhaurín el Grande
Teniendo conocimiento de que en los entierros eclesiásticos que se celebran no se cumple el art. 1.º de la ley de 30 de enero anterior, sírvase ordenar a sus subordinados y cumplir por sí lo preceptuado, entendiendo que solo podrán practicarse los ritos funerarios de los distintos cultos en cada sepultura, absteniéndose por lo tanto de principiar el rito a las puertas del cementerio civil según se manifiesta ha ocurrido en el últimamente celebrado.
Para la debida constancia espero firme el duplicado del presente.
Le saluda,
Diego Naranjo».
«Alhaurín el Grande, 22 de mayo de 1932 Sr. Francisco Martínez Navas
Mi distinguido amigo: Recibí su carta por la que veo hay deseos de arreglar el asunto de los entierros y han pedido a V. oficie al gobernador comunicándole lo que ocurre. Hoy se ocupan del asunto La Unión y El Cronista, este periódico publica lo que ha oído en el Gobierno Civil y dice la verdad, pero en La Unión, como verá V. en el adjunto recorte, no es exacto, dice que el alcalde me tiene prohibido me vista de sacerdote; lo de las campanas ha ocurrido, pero volvieron a tocarse desde la víspera de la cruz y el traje no nos lo hemos quitado ni ha dicho nada referente a esto; él dice que cumple con la ley, cuando en todos los pueblos ha seguido la costumbre cristiana de acompañar las sacerdotes los cadáveres como cristianos y de familias cristianas.
Aquí han celebrado muchos entierros con bandera y el alcalde, que conoce bien la casa del pueblo, no los ha querido ver por creer quizás así se cumple con la ley. En el entierro, donde querrá se ponga el sacerdote los ornamentos. El pueblo es cristiano y quiere que los cristianos se entierren como es justo con sacerdotes católicos, esta es la verdadera libertad, aquí con los entierros de bandera han sido benévolos, el rigor para cumplir la llamada Ley es para el pueblo de Alhaurín en su mayoría.
Si el alcalde habla de ley cuando se trata dé oprimir a los católicos, es justo se recuerde que muchos se han enterrado con bandera no obstante haber manifestado que no los enterraran así.
Con esto, lo que extraña es ese rigor para que los católicos cumplan la referida ley. Parece que se hace más guerra a este pueblo por tener más fama de religioso.
El alcalde tiene tanto amor a la justicia, que anoche llamaron al pobre ermitaño (Veracruz) y le amenazó y molestó porque siendo portero del ayuntamiento había avisado a algunos para la misa de la madrugada, siendo una mentira porque esta no se dice desde el año pasado.
De V. Gabriel Pérez».
«Gobierno Civil de Málaga. 30 de mayo de 1932 Contestando al oficio de esa vicaría, de su digno cargo, de 24
del actual, este Gobierno se ha dirigido de nuevo al alcalde de Alhaurín el Grande, pues a dicha autoridad corresponde apreciar en cada caso si sabe o no concederse la autorización para los actos religiosos en la vía pública, indicándole que respecto al particular debe proceder con absoluta ecuanimidad.
Sr. Vicario general del Obispado de Málaga».
«Ayuntamiento Constitucional de Alhaurín el Grande.
26 de noviembre de 1932
En cumplimiento de acuerdo del ayuntamiento que presido espero merecer de su atención participar a esta alcaldía a la mayor brevedad, si el reloj que existe en esa parroquia pertenece o no a los bienes de la Iglesia, en caso afirmativo enviarán los oportunos antecedentes que así lo acrediten y en negativo también remitirán los datos que relativo a ello existan en esa parroquia.
Ruégole anterior para constancia en duplicado del presente. Atentamente le saludo.
Diego Naranjo».
«Ayuntamiento Constitucional de Alhaurín el Grande.
26 de noviembre de 1932
En ejecución de acuerdo del ayuntamiento que presido tomado en sesión de 21 del actual debo participarle que el toque de campanas en esa parroquia de su digno cargo, en lo sucesivo empezarán a las ocho de la mañana y terminarán a las ocho de la noche, debiendo ser su duración para los distintos actos religiosos que se utilizan de dos minutos; es decir dos minutos la señal para entierros, repique de vísperas, de días festivos, avemaría, etc. etc. Para constancia le ruego autorice un duplicado del presente.
Diego Naranjo».
«Benamocarra 8 de Noviembre de 1932 Ilmo. Sr. Vicario general del obispado
Ilmo. Sr.: anteanoche, al ir a hacer el mes de animas, noté mayor concurrencia en las calles y me dijo el sacristán que tenían junta en el centro obrero para pedir trabajo y no le di importancia alguna, pero en la junta la propuesta de algunos socios se acordó pedir la salida del pueblo del cura y que no se tocaran las campanas por que dicen que ya se está haciendo en la parroquia lo mismo que antes, pues en mayo del anterior hubo de suprimirse a algunos toques como las animas y otras cosas que después se han ido restableciendo y fueron con su pretensión al alcalde, el cual no vino por ser algo tarde y saber que yo me acuesto temprano y como ayer estuve en Málaga no me enteré hasta anoche, que vino el alcalde para hacer la petición a lo que yo le dije que yo no estaba aquí por mi gusto, sino obedeciendo órdenes de mis superiores y que le agradecería que la petición la hicieran V. S. por ausencia del Sr. obispo. No sé si la harán, pero también me indicó la conveniencia de no tocar las campares hasta no recibir contestación de V.I. temiendo algún atropello de estos… sres. socialistas no se tocarán las campanas hasta recibir su contestación; no es solo que se vaya el cura, sino que le no manden otro porque lo único que les dificulta la vida es el cura. Dígame qué debo hacer y haré lo posible por cumplirlo pase lo que pase. Mande a.s.s. y cllan. Antonio Acedo».
«8 de nov de 1932. BENAMOCARRA
(Málaga)
Participo a V.S.I. que la noche del 6 del corriente, una comisión de vecinos de este pueblo, afiliados al Centro dependiente de la
C.N.T. y denominado Sindicato Único de Agricultores y oficios varios se presentó en esta alcaldía reclamando la expulsión del cura párroco por el hecho de que ordena tocar las campanas de la Iglesia llamando a los niños a la misma para explicarles doctrina cristiana, con lo que ellos no se hallan conformes, así como tampoco con que después de tal expulsión venga otro a reemplazarle. Antonio Zamora».
Alcaldía de Casarabonela
«Dado el estado de excitación existente entre los elementos extremistas de esta localidad, considero una medida de prudencia se abstenga por ahora de acompañar entierros revestido y con cruz alzada, en evitación de cualquier desagradable incidente. Salúdole.
Casarabonela, 19 de octubre de 1932 El alcalde. Diego Bandera».
«Señor cura encargado de esta parroquia: Teniendo conocimiento que en los entierros eclesiásticos que se celebran no se cumple el art. 1.º de la Ley de 30 de enero anterior sírvase ordenar a sus subordinados y cumplir por si lo preceptuado, entendiendo que “solo podrán practicarse los ritos funerarios de los distintos cultos en cada sepultura”, absteniéndose, por lo tanto, de practicar el rito a las puertas del cementerio civil según se me manifiesta ha ocurrido en el últimamente celebrado.
Para la debida constancia, espero firme el duplicado del presente.
Alhaurín el Grande, 18 de mayo de 1932. Le saluda,
Diego Naranjo».
Muy oportuno y necesario ante tanto desmán. Pedro de Tena