Las enfermeras de Somiedo
Las mártires de Somiedo (Asturias) eran enfermeras de la Cruz Roja de Astorga (León), que prestaban servicio en el hospital del Puerto de Somiedo, desde el 18 de octubre de 1936. No aceptaron ser reemplazadas al cabo de una semana por no separarse de los heridos.
El 27 de octubre, las milicias de UGT asaltaron el puesto. Ellas tuvieron la oportunidad de huir, junto a una veintena de soldados que evacuaron la posición tras un breve enfrentamiento, pero se negaron a abandonar a los heridos. De poco sirvió, porque los 14 heridos fueron asesinados en sus camas. Todos los prisioneros hechos ese día, incluidos el médico y el capellán, fueron también asesinados.
El jefe miliciano Genaro Arias Herrero las encerró en una vivienda dónde fueron brutalmente torturadas y violadas.
En la mañana del día 28 las arrastraron a un prado donde las ataron y amenazaron de muerte si no gritaban «Viva Rusia». Les quitaron la ropa y, hacia el mediodía, también la vida. Se oyó a Pilar Gullón moribunda gritar «Viva Dios» mientras le daban el tiro de gracia.
Fueron fusiladas por unas milicianas, entre las que estaban Felisa Fresnadillo, Josefa Santos, María Sánchez, María Soto y Consuelo Vázquez. Las milicianas ejecutoras de los disparos mortales fueron Evangelina Arienza, Dolores Sierra, y Emilia Gómez.
Por la tarde las milicianas vejaron los cadáveres y, llegada la noche, las arrojaron en una fosa común que cavaron dos prisioneros falangistas, asesinados poco después.
– Olga Pérez-Monteserín Núñez, de Astorga (23 años).
– Octavia Iglesias Blanco, de Astorga (41 años).
– Pilar Gullón Iturriaga, de Madrid (25 años).