El asesinato de los Hermanos Salesianos colombianos en España. La represión republicana en España y la sumisión diplomática del gobierno liberal colombiano – 1936.
Antonio Nadal

Las persecuciones religiosas en España supusieron uno de los debates más duros en la política colombiana, al igual que la Guerra Civil española. Me encontré con el primer caso, en Málaga, agosto de 1936. Jóvenes religiosos, después de haber iniciado sus estudios en el asilo de dementes de Bogotá, habían sido enviados a España para especializarse en Psiquiatría y, posteriormente, regresar a su país. En Málaga se encontraba un hermano colombiano de la orden, Marco Antonio Vergara, de la localidad antioqueña de Concepción, del que no tenían noticias, pero temían su muerte, porque la ciudad se hallaba en manos de los comunistas. El día 17 de agosto las fuerzas republicanas detuvieron a la comunidad de religiosos de San Juan de Dios en Málaga. Todos fueron fusilados a excepción del superior, como director del centro, y del hermano Marcos, del que supo después, pues se le daba por muerto, que es supusiese una ventaja, su condición de extranjero para salvar la vida. Se clamó en Colombia, a lo largo de aquellos días, por la ruptura de relaciones diplomáticas con El Frente Popular español, como lo había hecho Uruguay. Finalmente el 23 de septiembre, el canciller colombiano, Jorge Soto del Corral, anunciaba que no se produciría tal ruptura por el asesinato de los colombianos en Barcelona y Málaga (se incluye Málaga, porque se seguía creyendo que había sido fusilado, el hermano Marco)

El drama brutal, se desencadeno en la capital de España. En el sanatorio de Ciempozuelos, Madrid. Trabajaban en el mismo, otro grupo de hermanos salesianos colombianos, lo que generó sospechas entre los milicianos. Por ello, fueron desplazados el 7 de agosto de 1936, en calidad de detenidos, a la sede de la embajada colombiana en Madrid, para comprobar su nacionalidad. Allí, según la historiografía liberal colombiana, el embajador colombiano, el liberal antioqueño Carlos Uribe Echeverry, hizo parte de uno de los acontecimientos humanitarios más importantes de la Guerra Civil: el asilo diplomático. (Miguel Adolfo Galindo Pérez, «Anticlericalismo, diplomacia y justicia revolucionaria: el fusilamiento de religiosos colombianos durante la Guerra Civil española«. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 48.1 (2021): 131-161.)

El trabajo de Galindo Perez, puede ser consultado por recoger las últimas novedades del tema. Hay algunos temas, sin duda, improcedentes, además de no conocer la documentación de las Embajadas en Madrid de Colombia y la de España en Bogota.Con imprecisión notable habla de la detención de “10 ciudadanos de Colombia”. Fueron ejecutados no por su condición de ciudadanía sino por su carácter religioso. No existió la noble acción del “asilo diplomático”.

Los libros de Ángel Hernández (José Ángel Hernández García, La Guerra Civil Española y Colombia. Influencia del principal conflicto de entre guerras en Colombia (Bogotá: Universidad de la Sabana, 2006), son prácticamente las únicas e, indispensables, referencias para el conocimiento de las fuentes diplomáticas entre Colombia y España. Hernández García desmonta “el carácter” del embajador colombiano y la limitación del “asilo”. El embajador Uribe, profusamente denunciado en Bogotá por la prensa conservadora, se ausento de sus responsabilidades al estallar la guerra. La sede diplomática colombiana en Madrid no se caracterizó por ayudar a asilados de otros países. Incluso se menciona que poco después de haber empezado el conflicto, Según Hernández: Uribe Echeverry se preocupó más por su integridad física que por cualquier otra cosa. A sabiendas de que el liberal Carlos Lozano y Lozano (1904-1952) lo reemplazaría en el cargo, el embajador imploró a la cancillería de Colombia su pronta evacuación, llegó al punto de aconsejar a su sucesor no ir a España y sugirió al Gobierno colombiano la necesidad de abandonar la legación, dejándola apenas con los servicios indispensables. El 17 de agosto de 1936.Durante años he tenido varios documentos en los que Uribe pedía dar explicaciones sobre su comportamiento en El Congreso de Colombia. Uribe Echevarri, notable liberal, fue uno de los grandes responsables, además del gobierno colombiano de la infeliz masacre.

Los salesianos fueron llevados a la estación de trenes de Mediodía en Madrid (hoy Atocha) junto a un octavo colombiano, el caleño Carlos Ruiz Alvarado, mecánico y chofer de la embajada, para que embarcaran hacia Barcelona. En esta ciudad los debía recibir el cónsul colombiano Ignacio Ortiz Lozano, quien se encargaría de su extracción hacia Francia; sin embargo, el cónsul nunca llegó a verlos en la estación de Sants, lugar acordado para el encuentro. El cónsul Ortiz llegó hasta el depósito del Hospital Clínic Según relata, allá encontró unos veinte cadáveres, unos sobre otros. «Era la macabra cosecha del día”. Con uno de los empleados del hospital, se dedicó a buscar a los colombianos. Su compañero, ayudado con un gancho, agarraba cadáveres y preguntaba una y otra vez «¿es este?», pero como el diplomático no conocía a ninguno, les sacaba los documentos de la ropa para identificarlos. Así llegó a reconocerlos a todos. (Véase para las circunstancias e informaciones diversas del crimen, el citado libro de Francesc Basco Graciá) Tras su captura en la estación de Sants los ocho colombianos fueron enviados a la comisaría de la calle Balmes «sacados» en la madrugada del 9 de agosto. Y fusilados en diversos lugares de Barcelona.

Relación de muertes.

 Juan Bautista Velázquez Páez.- Hombre de unos 30 años; dentadura postiza en el maxilar superior; iniciales H. 46; presenta heridas de arma de fuego en cara y cabeza. Diagnóstico: hemorragia interna traumática.

 Esteban Maya Gutiérrez.- Hombre de unos 30 años de edad, viste negro; […] presenta heridas por arma de fuego en cabeza y cara. Diagnóstico: hemorragia cerebral traumática.

 Melquiades Ramírez Zuluaga.- Hombre de unos treinta años, cuatro dientes de oro en el maxilar superior; iniciales H.; traje gris rayado; presenta heridas de arma de fuego en cabeza y cara. Diagnóstico: hemorragia cerebral traumática.

 Eugenio Ramírez Salazar.- Hombre de treinta años; viste negro; iniciales H. 17; presenta heridas de arma de fuego en cara, cabeza y cuello. Diagnóstico: hemorragia cerebral traumática.

 Rubén de Jesús López Aguilar.- Hombre procedente de Casa Antúnez [Can Tunis] de veinticinco años de edad; viste traje color marrón; iniciales H. 38; presenta heridas de arma de fuego en cara y cabeza. Diagnóstico: fractura de cráneo.

 Luis Arturo Ayala Niño.-Hombre procedente de Casa Antúnez, de unos veinte años; traje color gris, a rayas blancas; iniciales H. 22; presenta heridas de arma de fuego en cara y cabeza, hundimiento de cráneo. Diagnóstico: fractura craneal.

 Gaspar Páez Perdomo.- Hombre de dieciocho años; procede de Casa Antúnez; viste traje azul; […] iniciales H. 23; presenta heridas por arma de fuego, importantes en cabeza y abdomen. Diagnóstico: Hemorragia interna traumática

El 25 de octubre de 1992, en el quinto centenario de la Conquista de América-mientras yo me encontraba en Bogotá-, el papa Juan Pablo II beatificó a los mártires de la Iglesia en la Guerra Civil española. Los colombianos fueron beatificados junto a otros 71 hermanos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y 50 claretianos más, y, con motivo de su beatificación, se ubicó una placa conmemorativa con sus nombres en el Fossar de la Pedrera, la cual fue trasladada posteriormente a la fosa donde fueron enterrados .La beatificación de Jesús Aníbal Gómez, el primer religioso fusilado, fue proclamada 21 años después, el 13 de octubre del 2013 por el papa Francisco.

Bibliografia.

Se han publicado diversas investigaciones sobre el trágico destino de los Salesianos. Destacamos el de Luis María Aldana Velázquez, Beatos colombianos de San Juan de Dios. Hospitalidad y misericordia hasta el martirio (Bogotá: Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, 2018). Calixto Plumed Moreno, «Herencia de la guerra civil española al hermano Eustaquio Hernández García O.H.», Archivo Hospitalario. Revista de Historia de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios 3 (2005): 473-511.Alfonso Martínez Villamizar, «Mártires Colombianos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios», La Red [s. l.] dic. 1992

Así mismo, si bien de naturaleza distinta:Tisnes, Roberto. Los mártires colombianos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios. Bogotá: Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, 1992.Víctor Diusabá, Los beatos mueren a las cinco (Bogotá: Ediciones B, 2018).

En relación a los Salesianos y su represión en España, un trabajo muy elaborado, el libro de Francesc Basco Graciá:”Inmolados y Beatificados quince Hospitalarios de San Juan de Dios”. Tarragona 2017.

LA POLITICA COLOMBIANA EN TORNO A LOS CRIMENES DE LOS SALESIANOS.

Me ocuparé, en este artículo, de aspectos inéditos, lo único que puede interesar a un investigador, más allá de los libros publicados. En este caso las informaciones y posición de la prensa conservadora colombiana: El Siglo, La Razón y los textos diplomáticos de la Legación de España en Bogotá.

EL SIGLO. Octubre, 11/36(Legación de España en Bogotá)

Para el periódico conservador, la guerra civil, vino acompañada de los desaciertos del representante de Colombia.

La descripción de los hechos de El Siglo, son precisos: unos sacerdotes colombianos, fueron cogidos en el convento de Ciempozuelos, con otros españoles, que los acompañaban, cerca de Madrid, por las milicias del gobierno y llevados a la Legación de Colombia, después de haber informado, según se supo después, que” en tal convento se habían encontrado armas y municiones para la revolución”. El señor Uribe Echeverri, tuvo a nuestros compatriotas, asilados durante algunos días, hasta que los despachó a Barcelona a nuestro cónsul en aquella ciudad, señor Ortiz Lozano, probo y enérgico funcionario, quien prestó a los colombianos, muchas ayudas para su guarda y repatriación.

El pasaporte con que fueron enviados los sacerdotes colombianos, dado por el señor Uribe, decía que eran religiosos, lo que desmiente la “condición de ciudadanos” y suponía un peligroso señalamiento para ellos. Las milicias bajaron a nuestros compatriotas, en la estación de Gracia, penúltima estación para llegar a Barcelona, diciéndoles que los iban a llevar al Consulado de Colombia, y después a París, y que no había encargado de negocios.

Lo cual era cierto, debido a la “huida” de  Uribe Echevarri, sigue El Siglo: El consulado también estaba acéfalo y está, desde hace varios meses. No teníamos a quién pedir protección y la hora era grave y difícil. ¿Qué hacer?

            Nos dirigimos por cable al señor presidente doctor López, y a los presidentes del senado y de la cámara, dándoles cuenta de la ausencia precipitada del señor Uribe y solicitando nos pusieran bajo el amparo y protección de una nación amiga. El señor presidente, muy oportunamente, nos hizo saber que el señor Andrés Melguizo, compatriota antioqueño, era nuestro encargado de negocios.

En la LA RAZON. OCTUBRE 3/36. Con el título “la Voz Profunda” se establecían las bases de las relaciones diplomáticas y las responsabilidades de los estados.

El tronco conservador colombiano, cuya lectura puede consultarse en La Revista Colombiana, establecía que el Derecho Internacional contemplaba un número mínimo de derechos llamados «los derechos fundamentales» y que son la vida, la propiedad y la libertad. Ellos deben ser reconocidos y protegidos dondequiera que se encuentren, tanto a nacionales como a extranjeros y sobre ese respecto digámoslo así, se funda la comunidad internacional.

El estado de guerra o de revolución no justificaría, en forma alguna, la violación de ninguno de esos derechos fundamentales: la responsabilidad internacional no emana en estos casos de los daños que los extranjeros puedan sufrir sino de la omisión, o de la ejecución de un acto contrario al derecho internacional e imputable al estado. Para comprobar tales actos se emplea por todos los países el uso de las comisiones internaciones de investigación o de «enquétes».

Pero lo que aquí se refiere (caso de los sacerdotes asesinados en España) cabe preguntarse «¿El daño sufrido por un extranjero como consecuencia de un acto contrario al derecho internacional, o a consecuencia de la omisión de otro acto al cual el estado estaba obligado compromete la responsabilidad del estado donde se ejecuta este?

Este asunto ha dado lugar siempre, o bien a tratados entre los Estados para fijar el límite de las responsabilidades de estos  a doctrinas internacionales más o menos ajustadas a lo que en cada tiempo se ha juzgado lo más justo. En especial entre los países americanos se solía estipular los tratados públicos que los estados no eran responsables de los sucesos que se desprendían del estado de guerra civil, a causa de la frecuencia de las guerras civiles en los estados Sur-americanos, pero es el hecho que, después de tales guerras, tales estados se veían obligados a pagar a los extranjeros los daños que ellos habían sufrido, y no de cualquier manera, sino en proporciones mucho mayores de su verdadero valor

El instituto de Derecho Internacional elaboró en Neuchatel en el año de 1900, un reglamento sobre la responsabilidad de los Estados Unidos por causa de los daños sufridos por los extranjeros en el caso de una guerra civil, y ese reglamento rigió en su tiempo y conforme a él trataban de arreglarse los conflictos sufridos.

Después de la fundación de la Sociedad de las Naciones de que formaron la mayor parte de los estados en este tribunal internacional, el punto no volvió a discutirse, ya que en el año de 1924 en la Sociedad de las Naciones, se aprobó por unanimidad de votos el comentario oficial del artículo diez de dicho pacto y se delimitó claramente la responsabilidad de los estados por los daños causados a los extranjeros y establecido que la responsabilidad del estado por un crimen cometido contra las personas, solo existe cuando éste ha dejado de tomar todas las medidas adecuadas para prevenir el crimen, para perseguirlo o para arrestar y juzgar al criminal.

Así pues, en el caso de los colombianos asesinados en Barcelona el asunto estaría claro, la responsabilidad del estado español tan evidente, que no parece que pueda discutirse sobre el particular.

            En efecto, la responsabilidad internacional del estado español nace de un acto ilícito, contrario al derecho internacional: nadie podrá dudar que el hecho de dar muerte a 7 colombianos indefensos, sin armas, dedicados al cuidado de los enfermos no sea un acto ilícito y contrario al respeto a la vida que todos los estados tienen la obligación de tener con nacionales y extranjeros.

La responsabilidad de un Estado por un crimen cometida en la persona de un extranjero en su territorio no se encuentra comprometida sino en el caso de que este estado haya dejado de tomar todas las disposiciones adecuadas para prevenir el crimen. Aquí el caso es tan claro que no puede siquiera discutirse, el estado español no sólo dejó de tomar las disposiciones adecuadas para prevenir el crimen, sino que sus soldados, sus representantes, lo perpetraron contra esos indefensos colombianos.

La Sociedad de las Naciones dice en este comentario que los extraños tienen un carácter público reconocido y que el estado está obligado a tener una vigilancia especial respecto de ellos. Aquí lejos de tener el estado una vigilancia especial para defenderlos, la tuvo, sí, pero para asesinarlos.

Señalaban, previa a la convocatoria del Congreso Colombiano, sobre Otra nueva e interesantísima noticia nos toca darle hoy al señor ministro de relaciones exteriores de Colombia, doctor Jorge Soto del Corral, la que sin lugar a duda, le va a servir para que haga una nueva y perentoria declaración en favor del gobierno de Madrid, o mejor dicho del señor Manuel Azaña. Una nueva declaración de adhesión y respaldo al gobierno del frente popular de la capital de España se impone por parte de nuestra cancillería. Pero en esta vez ella debe ser más precisa, superior a la que hizo pocos días después del asesinato de los ocho colombianos. Se trata nada menos que del asesinato de otro colombiano, de otro compatriota que cayó en las redes de las milicias rojas españolas (se trata del padre Anibal, asesinado antes que los hermanos salesianos, pero conocido más tarde en Colombia)

Correspondencia Diplomática entre Colombia y España.

Poseemos las notas enviadas por el Gobierno Colombiano a la Republica y la respuesta de esta, a través de la Dirección General de Seguridad.

La amistad, rozando la sumisión, del gobierno liberal a la república es manifiesta, no menos que algunas publicaciones recientes, en las que el mayor logro de la responsabilidad del crimen es” el pago de pesos como expresión del derecho internacional”. Destaca-después del Uribe Echevarri-, la peculiar figura del Encargado de Negocios colombiano que fue, realmente, el personaje clave-y turbio-del largo periodo de la guerra y postguerra, .Gabriel Melguizo Gutiérrez.

BOGOTÁ, OCTUBRE 9 DE 1936. NÚMERO 8417.Si bien con fecha 9 octubre 36, Melguizo se ocupa de los asesinatos de los salesianos, a través del mismo. El Gobierno liberal hace público el documento:

 NUESTRA RECLAMACIÓN ANTE ESPAÑA.

            Por consideraciones extrañas a la voluntad del señor ministro de relaciones exteriores aplazó la cámara hasta su sesión del miércoles próximo la interpelación anunciada para la tarde de ayer, sobre el desarrollo que haya seguido la reclamación diplomática que oportunamente inició el gobierno con motivo del frío y cobarde asesinato de nuestros compatriotas en Barcelona. Esta circunstancia nos obliga a no demorar por más tiempo la declaración que esperábamos hacer después de que el señor ministro hubiera rendido su informe a las cámaras, de que el patriotismo colombiano -agraviado y herido por la repugnante hazaña de las milicias españolas- no tendrá objeción alguna que formular a las diligencias que viene haciendo el poder ejecutivo para alcanzar la plena reparación moral y material a que el país tiene derecho.

            Constitucionalmente la dirección de las relaciones exteriores corresponde al jefe del Estado, quien las conduce bajo su exclusiva responsabilidad y sin la obligación de informar siquiera a las cámaras sobre las diligencias que adelante en ese sentido, lo que implica la presunción de que el decoro internacional de la república no puede tener guardián más celoso ni procurador más intransigente. Pero el doctor López no ha hecho uso ahora, ni antes de esa atribución constitucional, y anticipándose al deseo de sus compatriotas, ha puesto a disposición del congreso el expediente de la reclamación ante la cancillería de Madrid, seguro de que en él no podrá señalar nadie la omisión de un solo detalle ni la más tenue debilidad en el propósito de conseguir que el crimen de Barcelona sea enérgicamente reprimido y plenamente reparado.

Respuesta de la Dirección General de Seguridad de España.

Según Melguizo, desde el 15 de agosto anterior la secretaría de Estado de España, le dio a Colombia las más explícitas satisfacciones por ese incidente, y lo hizo en una nota oficial que no tiene la fría corrección  académica de los documentos diplomáticos, sino que está redactada con deliberado propósito, en términos de no acostumbrada severidad y de indisimulable compunción. Dice así ese singular expediente de cancillería:

«Madrid, agosto 15 de 1936. Presidente, exteriores, Bogotá. Ayer recibí contestación del ministerio de Estado, cuyos párrafos principales dicen así:

            «Recibo con el más profundo dolor la nota de vuecencia en que se sirve notificarme el bárbaro crimen de que fueron víctimas siete súbditos colombianos cuyos nombres cita, asesinados en Barcelona a su paso por aquella ciudad, cuando dirigían se al extranjero en virtud del convenio celebrado con el cuerpo diplomático para la evacuación de las colonias extranjeras. Innecesario será que exprese a vuecencia cuánta es la indignación y cuán encendida la protesta que el terrible desafuero que vuecencia se sirve comunicarme produce en el gobierno de la república, en cuyo nombre y en el mío propio de un modo especial hago presenta a esa legación el más sincero y sentido pésame, rogándole se digne elevarlo al gobierno de la república colombiana. Las palabras son, en un caso como el presente, bien poco expresivas para significar la honda fuerza de los sentimientos en que la representación del Estado coincide con los de la nación colombiana, que puede estar segura de que, por grande que sea su indignación y su dolor ante el bárbaro crimen, no llegará más allá de lo que la de España y su gobierno llegan. Al comunicárselo así a vuestra excelencia le participo que dejo tomada nota de los pormenores que me comunica en el documento que contesto, de los cuales doy inmediato conocimiento a las autoridades competentes, requiriéndolas para que máxima rapidez y el más vivo propósito de eficacia procedan inmediatamente a las investigaciones a fin de que el espantoso crimen no pueda quedar impune.

            Hago votos porque la acción de los encargados de reprimir y sancionar hechos como éste sea tan eficaz como rápida, para que al menos el irreparable dañó sufrido pueda traducirse en consecuencias que dejen a salvo los principios inmanentes de la justicia y las leyes supremas del derecho de gentes».LECOLOMBIA

El literario texto de la republica(manifiesta que conoce el Crimen a través de la información recibida por Colombia)es de una recepción laudatoria por Colombia,solo reincidiendo en “las indemnizaciones económicas”, rechazando, las intensas peticiones del conservatismo y parte de la opinión publica de ruptura de relaciones diplomáticas con la república Española, en una redacción ficticia, conociendo Colombia, que nunca iban a ser condenados o detenidos los responsables, por formar las milicias parte del Gobierno Popular  y de la Generalidad de Cataluña.

.”No era humanamente posible para el ministerio de relaciones exteriores de Colombia corresponder a esta nota oficial del gobierno español en forma distinta de la de invitarlo nuevamente -como lo ha hecho- a activar la investigación y castigo del crimen, exigiendo al propio tiempo las indemnizaciones correspondientes. Ese es el procedimiento normal entre los Estados, a quienes no les es permitido prescindir de la obligación de amparar el derecho de sus nacionales mientras dispongan de los medios lícitos y decorosos para adelantar una gestión diplomática en ese sentido, lo que exige necesariamente el aplazamiento de la ruptura de relaciones internacionales hasta que sea evidente la denegación de justicia, que en este caso concreto no es presumible por muchas razones.

            Pero no se ha limitado el gobierno de Colombia a tramitar fríamente una diligencia de indemnización, prescindiendo del deber primordial de exigir que el sentimiento público colombiano sea desagraviado hasta su plena satisfacción por el castigo oportuno y severo de los oportunidad de admirar y aplaudir por la actividad, la discreción y la pulcritud con que ha sido conducido. En estas materias no será nunca cierto que la sensibilidad patriótica de los agentes del poder ejecutivo sea más tenue que la de quienes, sin compartir sus responsabilidades, se crea con autoridad suficiente para darles innecesarias, impertinentes y ofensivas lecciones de decoro. El país ha tenido en el criminal incidente de Barcelona apoderados conscientes de su deber patriótico que no han omitido ninguna de las diligencias indispensables para restablecer el equilibrio de la Justicia, y no será de ellos de quienes pueda volver a afirmarse sin temeridad que han sido insensibles a las emociones atormentadas de cuantos no nos conformaremos jamás con la cobarde inmolación de nuestros compatriotas en España. Criminales, y es esa parte del proceso diplomático en curso la que el país tendrá muy pronto

En una nota posterior, pese a que el crimen fue anterior, y tras una dura intervención en el Congreso por los conservadores, al descubrirse la muerte del padre Jesús Aníbal Gómez: “muerto irregularmente”

Nº 890. Madrid, octubre 8 de 1936. Jesús Aníbal Gómez

Excmo. Sr. Ministro de España: Lamento profundamente que pendiente todavía la reclamación que se ha presentado, por el asesinato de ocho ciudadanos colombianos en Barcelona, me veo en el caso de reiterar la propia actitud, según categóricas instrucciones de mi Gobierno en virtud de un nuevo atentado.

            Debo hacer la honrada y sincera manifestación de que procedo, en la hipótesis que deriva de la instrucción cablegráfica que se me da desde Bogotá, sin haber logrado todavía obtener una información por mí mismo, ni por los conductos oficiales, y cuanto expreso ha de ser tomado dentro de lo hipotético. Ojalá pudiera haber una rectificación, en cuyo caso esta mete debe tenerse por no puesta.

            El Gobierno me instruye para que presente formal reclamación con todas sus usuales consecuencias, por el asesinato del ciudadano colombiano, don Jesús Aníbal Gómez, quien en compañía de trece novicios españoles de la Congregación de Padres Misioneros del Corazón de María, viajaba de Ciudad Real a Madrid y fue ejecutado irregularmente.

            Inútil es, por sé que ese Gobierno participa de los propios sentimientos, manifestar el horror que este noveno asesinato de un ciudadano colombiano produce en mi país y la necesidad en que se encuentra mi Gobierno de dar

Insistencia del representante Colombia Melguizo.Nº 194. Madrid, octubre 9 de 1936. Materia. Remisión del original de una nota y de la copia de otra. La posición diplomática del Encargado de Negocios resulta una provocación para la política interior colombiana y una humillación irreal sobre la realidad de la vida política en Madrid y España.:…” De su lectura deducirá el señor Ministro que en esta ciudad, las Autoridades de la República nos han facilitado toda clase de seguridades. Que a través del desarrollo de los actuales sucesos hemos gozado de plenas garantías…”

Señor Ministro: Tengo el gusto de incluirle copia de la nota que presenté ayer al señor Ministro de Estado, en cumplimiento de las instrucciones contenidas en su cable número 96, de 6 del mes en curso.

            El tono en que está redactada la citada nota obedece a la circunstancia de que las diversas gestiones oficiales y aun particulares que hice en el Ministerio de la Gobernación y en la Dirección General de Seguridad, para verificar la exactitud de la muerte de nuestro compatriota Jesús Aníbal Gómez, han sido hasta ahora negativas. Sobre ella, en los organismos mencionados no se tiene hasta ahora ninguna noticia, a pesar de las formalidades y requisitos que se cumplen inmediatamente después de la muerte de cualquier ciudadano nacional, o extranjero. Tampoco estaba inscrito el señor Jesús Aníbal Gómez en esta Legación ni en el Consulado de ésta. Creo que la inclusa nota al Ministerio interpreta fielmente las instrucciones de ese…

            Igualmente me permito incluirle la carta que se me ha dirigido por parte de algunos colombianos residentes en ésta, que son los miembros más importantes y sensatos de nuestra colonia. De su lectura deducirá el señor Ministro que en esta ciudad, las Autoridades de la República nos han facilitado toda clase de seguridades. Que a través del desarrollo de los actuales sucesos hemos gozado de plenas garantías. Sobra advertir al señor Ministro que esta Representación Diplomática no escatima esfuerzo ninguno para proteger y auxiliar a los compatriotas que así lo necesiten. En desarrollo de dicha protección se han alojado en la casa contigua a la de la Legación, situada en el mismo piso que ella ocupa, hasta ahora, cuatro compatriotas…A los citados cuatro compatriotas se les ha proporcionado toda clase de comodidades  habitaciones que ocupan. (Me ocupo de la Embajada de Colombia en Madrid en mi libro “De Pronto una Guerra”.Plumagica.Málaga 2019.)

            Del señor Ministro muy atento y seguro servidor. GABRIEL MELGUIZO GUTIERREZ. Encargado de Negocios a.i.

Madrid, octubre 10 de 1936. Materia. Envío de la copia de unas notas.

Señor Ministro: Tengo el gusto de incluirle la copia de las sendas notas enviadas por el señor Ministro de Estado, que le fueron transcritas por cable en su oportunidad.

            Por su redacción deducirá el señor Ministro que en toda esta difícil emergencia el Gobierno español ha abrigado los mejores y más nobles propósitos, para solucionar, dentro de las exigencias de la equidad y la justicia, los problemas que han planteado, los ya conocidos desgraciados sucesos de Barcelona, como también lo he podido comprobar en las varias entrevistas celebradas con los señores Subsecretario y Ministro de Estado. No está de más advertir al señor Ministro, que en las actuales circunstancias una negociación de tal índole es muy difícil y tiene mayores complicaciones que de ordinario.

            Me permito confirmarle mi cable número 165, de la fecha, en cifra. La aclaración que en él se contiene, respecto a la situación del señor Miguel Antonio Vergara(se refiere a Marco Antonio Vergara, citado en los problemas de Málaga), obedece a que algún periódico de la capital, al dar noticia de los desgraciados sucesos de Barcelona, lo hacía figurar como desaparecido, o eliminado catastróficamente, en los mismos días.

            Del señor Ministro muy atento y seguro servidor. GABRIEL MELGUIZO GUTIERREZ. Encargado de Negocios a.i.

Al Señor Doctor Don Jorge Soto del Real. Ministro de Relaciones Exteriores. Bogotá.

De los recortes periodísticos encontrados en la Legación de España en Colombia, destacamos, como respuesta a la documentación publicada, un artículo de LA RAZÓN. Octubre 9/36., que bajo el título LA HORA OCULTA, critica de forma severa el proceso de humillación diplomática (resultado de la alianza del gobierno liberal colombiano en modo relativamente similar al gobierno mejicano, con el Frente Popular).Firmados Roberto Goenaga.

Manifiestan haber seguido , con patriótica y vigilante atención, el proceso moral que la opinión pública adelanta contra la cancillería colombiana por el silencio tembloroso con que ha ocultado la protesta solemne e inmediata que debió haber presentado al gobierno de España con motivo del espeluznante excidio con que las guardias rojas catalanas victimaron a un grupo de inocentes colombianos.

            No está escrito en ninguna historia, ni existe constancia en ningún archivo diplomático, que no se haya hecho pública la protesta de un gobierno cualquiera al tener noticia de que alguno de sus súbditos ha sido ultrajado injustamente. Mucho menos si el ultraje al nombre de la patria de la víctima ha consistido en el descuartizamiento y, más grave, si es a un grupo de ciudadanos al que se ultima de manera feroz, públicamente, pisoteando la bandera que los cobijaba y el escudo patrio con que se amparaban.

            En el caso, fueron sacerdotes caritativos y humildes, dedicados a curar las llagas, a cuidarlos  todos y a dar ejemplo de abnegación, los colombianos asesinados en Barcelona eran los hermanitos de San Juan de Dios.

            El gobierno de Colombia ignoraba, cuando esto sucedió, que Inglaterra tiene la flota británica al servicio de cualquiera de los ingleses que sufran injustas persecuciones fuera de su país. Ignoraba que Italia, para defender los intereses materiales y comerciales de un súbdito suyo, envió a nuestra Cartagena colombiana cruceros aperados para que bombardearan la ciudad, heroica e histórica; e ignoró, finalmente, un caso más reciente, también de Italia que contra Europa, pidió indemnizaciones morales y materiales a Grecia, a raíz de la entrada de Mussolini a Roma…           

Cuando el diario LA RAZÓN  habló en buena hora, se precipitaron el gobierno y las cámaras a dar explicaciones. Tardíamente el senado público grito de guerra y no tenemos conocimiento de que la cámara haya hecho lo propio. La cancillería tal vez dijo que había defendido el honor nacional oportuna y enérgicamente. No sabemos cómo, ni lo sabremos nunca, porque el señor canciller, según noticias que dio el «ESPECTADOR»(nota) ayer tarde, declaró que la citación que le había hecho la cámara para pedirle explicaciones la atendería en sesión secreta.

            Porque todavía el ministerio de relaciones exteriores de Colombia le tiene miedo a España, no a la España rebelde y victoriosa, sino a la España que está expirando por gracia de Dios y voluntad de los patriotas. No conocemos nunca los colombianos el resultado de las bravatas escondidas de nuestro gobierno, ni sabremos si el honor de nuestra patria ha sido satisfecho y si la memoria de las víctimas fue indemnizada moral y pecuniariamente.

Naturalmente, por consecuencia lógica acaba de ser sacrificado otro colombiano en España. La misma historia vendrá a escribir nuestras vicisitudes. Colombia República Liberal de la América del Sur. No se atrevió nunca a hacer valer sus derechos ni a defender sus fueros en contiendas internacionales, que siempre llamó casos de policía. Nunca quiso ofender al vecino ni cuando llevaba la razón. R.I.P.

Y los diplomáticos acreditados en Bogotá, subrayan: país de la honra oculta.

           

NOTA. Texto del Periódico El Espectador, junto al Tiempo, los más relevantes periódicos liberales, progubernamentales.

EL ESPECTADOR. OCTUBRE 8/36

COLOMBIA PIDE INDEMNIZACIÓN POR LA MUERTE DEL P. GOMEZ.

El Ministro en Madrid presentó una enérgica protesta por el nuevo asesinato cometido.

El debate de hoy será secreto.

            El señor ministro de relaciones exteriores concurrirá esta tarde a la cámara con el objeto de atender a la citación, que le ha sido hecha para que explique cuál fue la actitud del gobierno de Colombia en relación con los asesinatos perpetrados por milicianos rojos de España en varios compatriotas nuestros, que se encontraban en la península al estallar la revolución.

            SE HARÁ EN SECRETA.

            El señor ministro informó esta mañana a uno de nuestros reporteros que el informe que le había solicitado la cámara será rendido en sesión secreta y que no podía anticipar nada al respecto.

            EL CASO DEL P. GÓMEZ.

            El ministerio de relaciones exteriores recibió hoy la respuesta del cable que puso en días pasados al encargado de negocios de Colombia en Madrid, señor Melguizo, solicitando una información acerca de la muerte del sacerdote Jesús Aníbal Gómez, natural de Jericó y perteneciente a la comunidad de los hermanos maristas, de quien se ha dicho que fue asesinado por las milicias del gobierno español. El encargado de negocios, señor Melguizo, ha manifestado a la cancillería que él no tuvo noticia alguna acerca de los hechos que fueron denunciados en Bogotá y que tuvieron la confirmación de los superiores de la comunidad.

            PROTESTA E INDEMNIZACIÓN.

            El encargo de negocios, señor Melguizo, cumpliendo instrucciones de nuestro gobierno presentó ayer ante la cancillería de Madrid su protesta formal por el nuevo crimen cometido en un colombiano por los soldados que sirven al régimen de España, demandando al mismo tiempo sanción, enérgica para los autores del hecho, y reclamando una indemnización en dinero, como es costumbre.

            El señor Melguizo ha enviado hoy un nuevo cablegrama al ministerio de relaciones exteriores en el que da cuenta de las gestiones realizadas hasta el momento en el sentido de obtener las debidas reparaciones del gobierno español.

            EL CASO DEL PADRE SANTIAGO.

            Sobre el padre Santiago, la comunidad de los Hijos del Corazón de María no ha tenido ninguna nueva noticia. No hay ninguna información que pueda indicar hoy que corrió la misma suerte del padre Gómez, pero tampoco se ha sabido nada acerca de su paradero.

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