Colombia y España: La Fiesta de la Raza de 1944.
Antonio Nadal

El año 1944, durante el ejercicio en Exteriores, de J.A. de Lequerica, el Régimen continuó, con más intensidad, el acercamiento a los aliados. La Hispanidad debía “asumir” el reconocimiento del papel de EEUU en las repúblicas “hispanas”, intensificaba las quejas de lo que se avecinaba por la posición de España en los años de la posguerra, sin renunciar al solido tronco de la Hispanidad.

En 1944 los ritos del hispanismo, alcanzaron cierta brillantez, con fórmulas de hondo contenido cultural,- algunas veremos con Colombia-, La misma conmemoración de Martin Artajo,terminada la guerra –que aquí recogemos-responde a las inevitables circunstancias sobre la Nueva España en un mundo hostil.
De especial interés en esta celebración de la Fiesta de la Raza, constituyó una iniciativa: la solicitud a los países hispano americanos para exponer, en forma de colaboración, su visión sobre la fecha y sentido nacional de cada república.

Colaboración de Fidel Peláez


Fidel Peláez, en nombre de la República de Colombia escribía al Ministro Colombiano.: Señor Ministro: El Director General de Prensa y Propaganda solicitó de los jefes de Misión de los países hispano-americanos alguna colaboración, con el fin de ser radiodifundida en sesión especial el día 12 del presente mes. Adjunta a la presente tengo el honor de remitir a S.S. copia de las cuartillas que, con el objeto indicado, envié al Sr. Director de Prensa.

El texto de Peláez, es una denuncia, en parte incomprensible, siendo un reconocido adversario del régimen de Franco. Las llamadas a las esencias se correspondían a informes diplomáticos escasamente favorables a España. Se quejaba del decreciente ritmo del recíproco conocimiento entre España y los países hispano-americanos o de las informaciones que sobre la realidad colombiana contienen las enciclopedias y demás elementos de divulgación española se refieren, casi exclusivamente al siglo pasado. No era incierta esta queja, olvidando la actitud de la Republica Liberal contra España o las citas del Conservatismo que había unido al pensamiento español:

Eran los tiempos en que nuestros filólogos suscitaban apasionadas polémicas era «el más gramaticales entre los académicos de la Real Española, en que nuestros novelistas y poetas se editaban y leían en Madrid, como propios, y en que don Marcelino Menéndez y Pelayo, con epistolar asiduidad, dialoga erudita y sabrosamente con nuestro Miguel Antonio Caro. Como contraste desalentador se podría citar el caso de que acaba de pasar en silencio en España el primer centenario del nacimiento de don Rufino José Cuervo, filólogo colombiano, de quien don Juan Valera decía en 1900, textualmente que era el más profundo conocedor de la lengua castellana que vive hoy en el mundo(lo que era incierto)

“Deseo agradecer vivamente la generosa oportunidad que se me brinda para decir unas pocas palabras en el día de la fiesta hispano-americana, he considerado que acaso no sería exótico y sí congruente expresar en esta fecha clásica, con sencillez y franqueza, la preocupación que con más fuerza reclama mi ánimo al estudiar algunos aspectos de las actuales relaciones entre los pueblos de origen ibérico. Me refiero al decreciente ritmo del recíproco conocimiento entre España y los países hispano-americanos.

Resulta, en verdad, incuestionable que en pocas épocas, como en ésta, se ha expresado con mayor reiteración y más claridad la conveniencia de estrechar los vínculos naturales que enlazan a las naciones hispanas, unidas por un mismo origen, una misma lengua, comunes creencias, similares aspiraciones y un desenvolvimiento histórico semejante.

Como resultan igualmente comprensibles y notorios los beneficios que pueden esperarse del logro de este empeño común. Pero no iríamos ganando nada si nos negáramos a reconocer, con ceguedad voluntaria, que, por causas de compleja discriminación, el nivel informativo de nuestros pueblos sobre el desarrollo físico, económico y cultural de los países hermanos, ha ido descendiendo notablemente del que podían ostentar en épocas de más escasos y difíciles medios de comunicación, pero de un más rápido y muy superior intercambio espiritual. Este fenómeno no se circunscribe a las relaciones entre España y América, sino que es común entre los estados centro y suramericanos, donde solemos estar mejor informados de las cosas de Europa y Estados Unidos del Norte que de las que tocan con los pueblos que llevan nuestra misma sangre y hablan nuestro idioma, pero se hace especialmente perceptible en España, ya que el americano de paso en la península muy difícilmente podría reconocer hoy a su Patria en la información que el ciudadano medio español posee de las naciones situadas al otro lado del Atlántico.

Refiriéndome concretamente a Colombia, puede observarse que, en tanto que en ella seguimos con admiración y fervorosa curiosidad la trayectoria histórica de la España eterna, sus movimientos científicos, artísticos y políticos, las informaciones que sobre la realidad colombiana contienen las enciclopedias y demás elementos de divulgación española se refieren, casi exclusivamente al siglo pasado. Este retraso, que para cualquier país haría la noticia completamente anacrónica, es tanto más sensible tratándose de una nación como Colombia, que precisamente es en los últimos cincuenta años cuando ha acelerado su desarrollo, alcanzando su estructuración definitiva y su categoría internacional. Y resulta aún más lamentable si se tiene en cuenta el completo conocimiento que de nuestro país se tuvo antiguamente en España, según resulta de la minuciosidad y exactitud de los datos contenidos en las publicaciones de aquellas épocas. Eran los tiempos en que nuestros filólogos suscitaban apasionadas polémicas gramaticales entre los académicos de la Real Española, en que nuestros novelistas y poetas se editaban y leían en Madrid, como propios, y en que don Marcelino Menéndez y Pelayo, con epistolar asiduidad, dialoga erudita y sabrosamente con nuestro Miguel Antonio Caro. Como contraste desalentador se podría citar el caso de que acaba de pasar en silencio en España el primer centenario del nacimiento de don Rufino José Cuervo, filólogo colombiano, de quien don Juan Valera decía en 1900, textualmente, que era «el más profundo conocedor de la lengua castellana que vive hoy en el mundo».

Sin duda alguna esta aparente indiferencia por los intereses espirituales de nuestros países hermanos, a todos, pro igual, nos incumbe. Como es cierto que la feliz realización de la solidaridad hispano-americana, con la que sueña nuestro ánimo en este día de la Raza, sólo puede basarse en un completo y recíproco conocimiento. Por eso mis personarles votos de hoy es porque mis compatriotas prosigan nutriéndose de la savia espiritual que circula incesantemente por el trono ibérico, y que por España inicia, en esta fecha aniversario, el redescubrimiento de América. (3)

Sobre la Literatura Colombiana.


Señor Ministro de Relaciones Exteriores. BOGOTÁ.


Señor Ministro: Los directores de la «ESTAFETA LITERARIA», la mejor publicación de esta índole que se edita en Madrid, realizaron una encuesta entre las misiones diplomáticas americanas, con destino a su último número, dedicado a la fiesta de la Raza y consistente en expresar brevemente «qué obra y por qué (sea del género literario que sea) se considera como la más representativa actualmente en cada uno de los respectivos países». Para conocimiento del señor Ministro, me permito enviar el recorte correspondiente a la respuesta que dio el suscrito, y que apareció publicada en el mencionado número de la «ESTAFETA LITERARIA». (4).


Creo que la obra más representativa de nuestras letras continúa siéndolo la novela «La Vorágine», de José Estadio Rivera. Y la razón es que, en primer término, estimo que en el orden cultural la obra más representativa de un pueblo no es solamente la que ostenta mayor categoría intelectual, sino aquella que refleja más fielmente sus características vernáculas esenciales; la que surge como fruto espontáneo de las circunstancias geográficas, históricas y vitales de una colectividad. Dicho de otra forma: una obra cultura puede considerarse como representativa de una nación cuando es inseparable del ambiente propio de ésta y sin él no hubiera podido producirse. Ateniéndose a esta interpretación, encontramos que, entre nosotros, las obras poéticas de Silva, Valencia, Porfirio Barba Jacob, Rafael Maya y León de Greis, por no hablar sino de los consagrados, representan poesía universal escrita por colombianos. Otro tanto puede afirmarse del pensamiento de autores como Cuervo, Caro, Carlos Arturo Torres y Marco Fidel Suárez. En cambio, en la novela de Rivera encontramos el ambiente vernáculo, la inspiración autóctona a que me he referido. Así, aunque de significado universal, «Don Quijote» es el símbolo hispánico por excelencia, ya que sólo en el ámbito ibérico se puede concebir con propiedad las desventuradas andanzas del iluminado caballero; y en la insondable complejidad interior de los personajes dostoievkianos se mueve el espíritu imprehensible de la estepa rusa, en igual medida que la pampa argentina cobra humana y legendaria vida en la figura del gaucho Martín Fierro. «La Vorágine», de Rivera, recoge en páginas de impresionante plasticidad el paisaje de la Amazonía fabulosa y en ellas está consignado nuestro estupor ante el espectáculo anonadante de la llanura y de la selva.


Pero, además, entiendo que para que una obra pueda ser calificada de representativa, deben desbordar los minoritarios grupos de selección, divulgándose en los más diversos sectores. Esto es lo que ha ocurrido con nuestra «Vorágine», novela nacional por excelencia, que alcanza el mayor número de lectores colombianos y cuya popularidad sólo ha sido superada, en su época, por la novela «María», de Jorge Isaacs. (5)

LA FIESTA DE LA RAZA

El periódico Ideal, de Granada recogió el acto (6):
En el palacio de la Santa Cruz se ha celebrado con gran solemnidad el acto conmemorativo del 12 de octubre, Fiesta de la Hispanidad
Presidió el Ministro, don José Félix de Lequerica, y asistieron el Subsecretario del Ministerio, señor Pan de Soraluce; los directores generales y jefes de sección de dicho Departamento; el Nuncio de Su Santidad, monseñor Cicognani; los embajadores de Chile, Perú, Portugal, Estados Unidos y Brasil; encargado de Negocios de la Argentina; ministros de Venezuela, Colombia, Uruguay, Ecuador, San Salvador, Nicaragua, Bolivia, Cuba, Guatemala y Santo Domingo; el obispo de Madrid-Alcalá, doctor Eijo Garay; el general del Aire señor González Gallarza, que hizo el primer vuelo España-Filipinas; los almirantes señores Moréu, Rocha y Rodríguez; los señores Fernández Cuesta, don Ramón Menéndez Pidal, don Antonio Goicoechea, don Eugenio d’Ors, padre Pérez de Urbel, la Delegada Nacional de la Sección Femenina, Pilar Primo de Rivera; el decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas y director del Instituto de Estudios Políticos, Fernando Castiella; director del Instituto Nacional del Libro, Pemartín; marqueses de la Vega de Anzo y Auñón; don Manuel Aznar; don Juan Pujol; don Julio Guillén, director del Museo Naval; don José Tudela, director del Museo de América; señor López Otero, director técnico de las obras de la Ciudad Universitaria; don Wenceslao Fernández Flórez, don Andrés Ovejero, académicos de la Historia, marqués de Saltillo y García Gómez, Laín Entralgo, Sonoa y otras muchas personalidades.

ENTREGA DE LIBROS A LOS JEFES DE MISIÓN.

En el patio del palacio de Santa Cruz, adornado con plantas y valiosos tapices, el Ministro de Asuntos Exteriores entregó a los jefes de Misión diplomática que asistían al acto dos ejemplares de la reproducción de los incunables «Vocabulario en lengua castellana y mexicana», por fray Alonso de Molina (Méjico, 1571) y «Diálogos militares», del doctor don Diego García del Palacio (Méjico, 1583). Uno de estos ejemplares será remitido a los Jefes de Estado de América por sus respectivos representantes en Madrid. Estos incunables, escrupulosamente revisados y reeditados en su formato original, constituyen un bello presente y un ejemplo de la labor civilizadora de España en América.

Discurso Ministro de Asuntos Exteriores de España, don José Félix de Lequerica

Señor Ministro: Me permito enviar a S.S. un recorte de prensa conteniendo el discurso pronunciado el 12 del presente, con motivo de la celebración de la fiesta de la Raza, por el señor Ministro de Asuntos Exteriores de España, don José Félix de Lequerica, pieza que ha sido considerada en los círculos diplomáticos hispano-americanos como iniciadora de un nuevo tono en las relaciones de España con nuestros países. Dicho discurso fue pronunciado en solemne acto celebrado en el palacio de Santa Cruz, con asistencia de todos los diplomáticos americanos, y en la noche del mismo día el Ministro ofreció una comida en el Palacio de Viana. A ambos actos tuve el honor de asistir como representante de Colombia. Del señor Ministro muy atento y seguro servidor

Lequerica-aún cita a Franco, lo que no hará Martin Artajo el siguiente año- critica a la escuela histórica que mantenía que la pobreza de Hispanoamérica era responsabilidad de España: “vieja cantinela de algunos llamados economistas españoles lamentar el empobrecimiento acarreado a España en los siglos de creación americana por la marcha de tan considerable parte de sus gentes…” Tratándose de la Fiesta de la Raza reconoce la “importancia” de otras “razas”. Fuertes razas también, que no son la española, han poblado la América. Cercanos a nosotros en estrecha fraternidad ibérica, nuestros hermanos portugueses….Sin embargo “la novedad “es el expreso reconocimiento del importante papel de EEUU, otra ilustre raza europea, cuya expansión al otro lado del Atlántico: ha dado nacimiento a pueblos de colosal proporción física y espiritual, que hoy marchan a la cabeza de la civilización. Los Estados Unidos corresponden a ese concepto. La Nueva Política Exterior española hace pública la obligación del mundo hispánico de mantener siempre relación amiga y unidad de esfuerzo en las grandes empresas de elevación de la vida del hombre y mejoramiento de su suerte….

Rechaza las tesis del Hispanoamericanismo y la izquierda sobre la presencia de la Falange y relación de España con el Eje: “Ninguna impostura más desdeñable que la que nos supone a nosotros españoles empeñados en no sé qué labores de perturbación en América. Entre las cosas desatinadas que a lo largo de la vida he podido escuchar, ninguna supera en incoherencia a esa que algunas veces encuentro en la circulación publicitaria, según la cual España es un país exportador de agentes provocadores, a los cuales será preciso vigilar,…

LA HISPANIDAD ES PARA ESPAÑA UNA GRAN LECCIÓN DE ORGULLO Y OTRA DE MODESTIA SATISFECHA.

El 12 de octubre, aniversario del descubrimiento de América por los Reyes Católicos Doña Isabel y Don Fernando, una generosa iniciativa argenta estableció la Fiesta de la Raza. En día tan insigne nos recogemos juntos, llenos de fervor, cuantos formamos esa unidad universal que ha venido a llamarse la Hispanidad.

La Hispanidad es, sobre todo, un hecho. Sean cualesquiera nuestras pasiones y reservas, es imposible borrar ni de la Historia ni de la realidad actual el gran acontecimiento de que un pueblo del extremo occidental de Europa descubriera, por genial inspiración de sus Reyes y sus hombres de Estado, un Continente nuevo, y que este Continente nuevo fuera poblado por varios millones de los mejores y más esforzados de sus hijos. Los climas, las diferencias territoriales, el contacto con otras razas dieron forma especial a la población española pobladora. No cambiaron nada esencial ni de su temperamento, ni de su espiritualidad, ni de sus altísimas cualidades. En este colosal trasplante, cuanto había en el país europeo de origen formado por la gran cultura latina y por la conversión cristiana sobre la originalidad ibérica, se instaló íntegro en enormes pedazos de América. Y ahí está, forme, enhiesto, no inmutable, sino fecundo y creador. Que entre esos hombres de un mismo origen y, sobre todo, de una misma vocación histórica, animados de iguales pasiones y formados en un común espíritu, existían lazos estrechos…. se sientan también la misma común ufanía e idénticas aspiraciones, unidas a la alegría de pertenecer a tan fuerte conjunto universal, es también otro hecho inconmovible, y constituye con relación a América la postura de la Hispanidad de los españoles del Continente europeo.

La Hispanidad es para España, a la vez, una gran lección de orgullo, y otra no menor lección de modestia satisfecha; orgullo ante la creación de un Continente y el porvenir espléndido de la espiritualidad del idioma y de la casta peninsulares; de modestia satisfecha por considerarse tan solo parte de ese mundo hispánico, cuyo asiento de mayor volumen está ya en América.

Era una vieja cantinela de algunos llamados economistas españoles lamentar el empobrecimiento acarreado a España en los siglos de creación americana por la marcha de tan considerable parte de sus gentes. Entre las ideas a enterrar, ninguna más merecedora de tan triste suerte que este mal llamado pensamiento político-económico. La gran riqueza de España es su creación americana, y ciento por uno nos han dado los países hermanos que surgieron del 12 de octubre.

FUERTES RAZAS TAMBIÉN, QUE NO SON LA ESPAÑOLA, HAN POBLADO AMÉRICA.

Esta misma espontaneidad, y aun fatalidad, del hecho hispánico aleja de todo carácter preconcebido y agresivo. Fuertes razas también, que no son la española, han poblado la América. Cercanos a nosotros en estrecha fraternidad ibérica, nuestros hermanos portugueses, con el Brasil, aportan a la civilización universal una contribución maravillosa, digna de su pasado y de su presente de colonizadores y navegantes. Los mismos vínculos, superados si cabe, que unen a los dos pueblos de la Península Ibérica acercan sin obstáculos ni recelos a las comunidades de lengua castellana y portuguesa del Continente occidental. Pero hay también otra ilustre raza europea, cuya labor allí, cuya expansión al otro lado del Atlántico, ha dado nacimiento a pueblos de colosal proporción física y espiritual, que hoy marchan a la cabeza de la civilización. Los Estados Unidos corresponden a ese concepto. Con ella también el mundo hispánico mantiene y ha de mantener siempre relación amiga y unidad de esfuerzo en las grandes empresas de elevación de la vida del hombre y mejoramiento de su suerte. Nosotros, españoles, con la autoridad de país originario y el más antiguo del universo hispánico, hemos de predicar siempre este sentido amistoso, basado en el respeto a la dignidad y a la independencia de cada cual, lleno de esperanzas, en sólidas y fecundas realizaciones.

España es también espiritualmente un país americano. La creación que conmemoramos hoy, la fraternidad racial, la presencia de tantos de los nuestros en aquel Continente, unidos no solamente en el recuerdo, sino aun en la vida inmediata con nosotros, nos hace poner gran parte de nuestra preocupación en el pensamiento y propósito hispanoamericano. Sería vano negar que los tenemos presentes al meditar nuestras posiciones ante el mundo, que sus aspiraciones y los deberes geográficos que sobre ellos pesan, en cierto modo, nos afectan también a nosotros.
Factor de paz, factor de armonía y de colaboración entre todas las razas que han poblado el Continente americano es España. Sabemos demasiado cuánto ha supuesto el esfuerzo español par ano medir en todo su exaltado valor el de los demás pueblos establecidos allí y para no experimentar la ilusión de marchar junto a ellos en una tierra creación de nuestras razas.

NUESTRA APORTACIÓN A LA OBRA DEL PROGRESO HUMANO.

Ninguna impostura más desdeñable que la que nos supone a nosotros españoles empeñados en no sé qué labores de perturbación en América. Entre las cosas desatinadas que a lo largo de la vida he podido escuchar, ninguna supera en incoherencia a esa que algunas veces encuentro en la circulación publicitaria, según la cual España es un país exportador de agentes provocadores, a los cuales será preciso vigilar, como a la mosca del Mediterráneo en determinados frutos.

Acabo de hablaros, y bien lo sabéis, del espíritu fraterno que caracteriza la presencia espiritual y temporal de España en América. Nosotros no hemos mandado a América sino colonizadores, misioneros y admirables trabajadores, cuyo esfuerzo tanto ha contribuido a crearla en cristiana unión con las razas indígenas. Y no pensamos apartarnos de esa lección del pasado, sino, al contrario, seguirla, satisfechos y orgullosos de ella.
A este aniversario capital acudimos, pues, sabedores de nuestra aportación a la obra del progreso humano, dando gracias a Dios por habernos elegido como instrumento suyo en la tarea de evangelizar las tierras nuevas, dejando en ellas la verdad cristiana y una constitución social basada en la dignidad, el honor y la responsabilidad de cada alma individual según nuestra doctrina católica, y llenos de esperanza en el porvenir fabuloso del mundo descubierto por los navegantes de España. Porque el mundo americano entero, lo mismo el que pobló nuestra raza que el que ocuparon los demás, quedó abierto a las empresas creadoras el 12 de octubre, vínculo especialísimo para España con todos los pueblos del Continente occidental.

El 12 de octubre coloca en el plano de la Historia la parte misteriosa de la tierra que nuestros mayores solo presentían entre el temor a las fuerzas vengativas, sus guardianes. Nosotros dominamos el misterio, iluminamos las tinieblas y llevamos la clara aurora de nuestro cielo al mundo incógnito, tremendo acontecimiento que hoy celebramos en la más alegre de las fiestas.

La España regida por el Caudillo Franco, resurrección de un pasado glorioso, vive y vivirá fiel a esa noble ansia cristiana que hizo posible y fecundo el descubrimiento de América.
El Conde de Jordana murió el 3 de agosto de 1944, siendo designado José Félix de Lequerica que lo ejerció hasta julio de 1945.

SE INAUGURA LA EXPOSICIÓN EVOCADORA DE LA OBRA DE FERNÁNDEZ DE NAVARRETE.

Terminado el discurso del Ministro, que fue acogido con cariñosos aplausos, fue inaugurada una Exposición evocadora de la obra de D. Martín Fernández de Navarrete, cuyo centenario se cumplió el día 8 del mes actual. Fernández de Navarrete está considerado como el príncipe de los estudios americanistas y el más sabio investigador de las obras de los españoles por mar y por tierra en el Nuevo Continente. Por eso se ha querido asociar este homenaje a la Fiesta de la Hispanidad y se han unido a esta justa conmemoración las Reales Academias de la Historia y la española, de cuyas Corporaciones fue meritísimo miembro don Martín Fernández de Navarrete.
En la Exposición figuran, presididos por un busto de Fernández Navarrete, muchos de sus objetos personales: su mesa pupitre, gafas, uniformes, condecoraciones, dos retratos, uno de Vicente López y otro de Rivelles; parte de su correspondencia con ilustres personalidades de su época y algunas obras de su riquísima biblioteca, que comenzó a formar desde su ingreso en la Armada española, destacando varios incunables. En el centro del patio se expone una reproducción del navío de tres puentes, en el que hizo su primer viaje marinero Fernández de Navarrete.

LEGACIÓN DE ESPAÑA EN BOGOTÁ.
MENSAJE A AMÉRICA DEL MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES DE ESPAÑA, SEÑOR MARTÍN ARTAJO, EN EL DÍA 12 DE OCTUBRE DE 1945.

El Discurso de Martin Artajo se produce en un mundo donde se ha acelerado la hostilidad contra España. Se suma a la trágica fecha de la Segunda Guerra: la Hispanidad, hoy por ventura triunfante, que ha sufrido terrible y duramente en esta guerra. Recuerda la fenecida presencia española en Filipinas, refiriéndose al Japón como “barbarie Nipona” Las Islas Filipinas, asoladas y oprimidas durante años por la barbarie nipona… y culmina la adhesión a los EEUU:la poderosa ayuda de los Estados Unidos de América.. Toda América ha estado unida para la guerra y la paz. No obstante diferenciando, en la unidad, a las dos Américas, firmes en unidad, crecientes en su potencia, constituyen hoy para la pobre Europa desgarrada… España tiene dos fronteras, una mirando a Europa, donde vive, y la otra a América, donde tiene el corazón, «Continente de la esperanza», aunque se cifran el máximo orgullo de su pasado, la alegría de su presente y la promesa espiritual de un fecundo porvenir.

Oponiéndose con vigor a la política antiespañola:

Arrastrada por la corriente de difamación anti-española que brota de las turbias fuentes del proselitismo comunista, una parte de la opinión de algunas repúblicas hispano-americanas han podido dar pie a que sus Gobierno adopten, respecto a España, una actitud injustísima, que no puede menos de dolernos, por más que consuelen esa conducta oficial millares de testimonios de fidelidad y cariño que el Gobierno español recibe de ciudadanos y colectividades de esos mismos países…A este propósito debemos recíprocamente considerar tal propósito como una consigna sagrada a fin de que el sentido de la Hispanidad no sufra lo más mínimo por diferencias políticas circunstanciales entre los pueblos de nuestra gran comunidad. España, lo único que pide para sí es el respeto de los demás para su propio camino.

“La palabra que la España de hoy, en cuanto primogénita de la España eterna, tiene que decir en este nuevo año hispánico a sus hermanas de allende los mares, es una palabra de felicitación y de parabienes. Su primera enhorabuena es para un miembro de la Hispanidad, hoy por ventura triunfante, que ha sufrido terrible y duramente en esta guerra. Las Islas Filipinas, asoladas y oprimidas durante años por la barbarie nipona, han sabido conservar durante esta tremenda prueba su fidelidad a la civilización cristiana que España llevó al remoto Oriente. Han resurgido a la vida de la cultura merced a su propio esfuerzo y a la poderosa ayuda de los Estados Unidos de América. Después de expresar su profundo duelo ante las víctimas, padecimientos y tremendos daños, España las felicita por su rescate y liberación y proclama su propósito firme de colaborar cuanto pueda a la reconstrucción de aquel país, singularmente en cuanto atañe a su vida religiosa y cultural. Toda América ha estado unida para la guerra y la paz y ha puesto en la contienda no solo el peso decisivo de su poderío militar y económico, sino sus nobles ideales sobre la dignificación de la persona humana, la libertad de los pueblos y el orden moral entre las naciones, todos ellos principios esenciales de la civilización cristiana transmitidos a gran parte de América precisamente por España. La patria hispana mira con alegría a América firmemente unida, sin que le duela que la unidad continental sea, en parte, obra de un gran pueblo, que no siendo de nuestra raza, es, partícipe de nuestra cultura. Es un empeño tan grande erigir la gran familia americana, que España con respeto; y es, tan espiritual y levantado nuestro ideal de hispanidad que pueden perfectamente cobijarse, sin detrimento de la propia grandeza, otros nobles ideales de unión y armonía entre las naciones. Las dos Américas, firmes en unidad, crecientes en su potencia, constituyen hoy para la pobre Europa desgarrada y en ruinas, no solo una reserva material incalculable que cure sus dolores y remedie su penuria, sino la garantía segurísima de los valores espirituales que constituyen el patrimonio de nuestra civilización cristiana, hoy, por desgracia, amenazada por exóticos credos impíos. La madre patria no puede menos que dejar escapar una palabra de pesadumbre y desconsuelo, si considera que naciones hermanas suyas la han agraviado con una injusta actitud. Arrastrada por la corriente de difamación anti-española que brota de las turbias fuentes del proselitismo comunista, una parte de la opinión de algunas repúblicas hispano-americanas han podido dar pie a que sus Gobierno adopten, respecto a España, una actitud injustísima, que no puede menos de dolernos, por más que consuelen esa conducta oficial millares de testimonios de fidelidad y cariño que el Gobierno español recibe de ciudadanos y colectividades de esos mismos países. A este respecto, como el Gobierno español, está seguro de que ese mal concepto de nuestras cosas se debe al desconocimiento de nuestra situación real, invita públicamente a que vengan a España las personas de buena fe que quieran informarse sobre la verdad española y en particular a los gobernantes, hombres de ciencia, escritores de los más ilustres de las naciones americanas, a quienes con gusto recibirá en su solar patrio como huéspedes de honor. Las fuerzas del mal intentan forjar una nueva leyenda de descrédito sobre la obra de España. Semejante ofensiva, aunque de momento apunte a determinadas instituciones o personas, no se dirige solo contra el régimen, sino contra las mismas esencias tradicionales de la nación, en cuanto constituye un baluarte de la civilización cristiana, y, de lograr su propósito, no se contentaría con menos de una nueva y definitiva subversión social que hiciera estéril el inmenso sacrificio de nuestra guerra y cruzada contra el comunismo. Está segura España de conservar el amor de los pueblos hispano-americanos y de que también ellos corresponderán a su inalterable propósito de no inmiscuirse en la política interna de cada Estado. A este propósito debemos recíprocamente considerar tal propósito como una consigna sagrada a fin de que el sentido de la Hispanidad no sufra lo más mínimo por diferencias políticas circunstanciales entre los pueblos de nuestra gran comunidad. España, lo único que pide para sí es el respeto de los demás para su propio camino, trazado, en modo alguno, por capricho, sino por las características de su propio modo de ser y por culpa acaso de los que atentaron contra la misma existencia nacional. España siente y realiza la política de hispanidad, que no encubre ninguna ambición imperialista ni ningún contrabando ideológico, sino que cobija la comunidad espiritual indestructible, instrumento utilísimo para la paz del Mundo y vínculo del espíritu y de la sangre entre todos los pueblos descendientes de los mismos héroes y santos del siglo de oro. España tiene dos fronteras, una mirando a Europa, donde vive, y la otra a América, donde tiene el corazón, «Continente de la esperanza», aunque se cifran el máximo orgullo de su pasado, la alegría de su presente y la promesa espiritual de un fecundo porvenir”

Alberto Martín Artajo.-1945-1957.Nombrado para organizar las relaciones exteriores del régimen. Realizo los más grandes cambios de la historia del régimen de Franco.-1953: la firma del Concordato con la Santa Sede en agosto de 1953. Los Pactos de Madrid el 26 de septiembre de 1953, convenios con EEUU. El ingreso de España en la ONU en 1955…

Nº D- 1689. NOTA VERBAL.

El Ministerio de Relaciones Exteriores tiene el honor de avisar recibo a la Legación de España de su Nota Verbal número 50, con la cual se sirvió remitir el mensaje que con ocasión del aniversario del descubrimiento de América dirigió a los pueblos de este Continente en Excelentísimo señor Ministro de Asuntos Exteriores de España, documento que se leyó con la mayor atención en este Despacho, y por el cual se dan muy expresivas gracias.
Bogotá, octubre 29 de 1945.
NOTAS

1.- En 1914 y en 1915 , la Unión Ibero-Americana inspirada por el exministro español Pedro, su presidente, con el fin de conmemorar la fecha del descubrimiento de América, y homenajear a la memoria de Cristóbal Colón, celebró por primera vez la «Fiesta de la Raza Española”, lo que se materializo como «Día de la Raza”, inicialmente, en la Casa de Argentina de Málaga, y en Madrid. El 15 de junio de 1918, por ley de Alfonso XIII,  se transformó en fiesta nacional.
Ciertos debates sobre el concepto llevó, a fínales de los años 20, entre otros a Zacarías de Vizcarra y Ramiro de Maeztu  a modificarlo por el de Hispanidad, nominación oficializada por Decreto de Presidencia del Gobierno el 10 de enero de, 1958.

2.- La información diplomática de Fidel Peláez no abandonaba los “problemas “del régimen español, en su línea hostil al franquismo.
Señor Ministro de Relaciones Exteriores. BOGOTÁ. ASUNTO: Envío de un recorte de prensa. Señor Ministro: Adjunto al presente envío para su conocimiento un recorte de la noticia aparecida, en primera página y en forma muy destacada, en el diario ARRIBA de 11 del presente.

Ya había tenido oportunidad de advertir a S.S., en mi último informe sobre política española, de los rumores que circulaban sobre la existencia en la frontera francesa de fuertes contingentes armados españoles, que se encontraban listos para cruzar la frontera. La situación ha llegado a tal extremo que el Gobierno no ha podido continuar ocultándola, y se ha visto precisado a publicar la información que acompaño, en la que, no obstante el deseo de restar importancia a los hechos, se transparenta toda su gravedad. Soy del señor Ministro atento, seguro servidor, Fidel Peláez Trujillo, Encargado de Negocios a.m.
LEGACIÓN DE COLOMBIA EN ESPAÑA. Madrid, 17 de octubre de 1944. Nº 614/44/M.84.
3.- LEGACIÓN DE COLOMBIA EN ESPAÑA. Madrid, 23 de octubre de 1944. Nº 629/44/M.94. Señor Ministro de Relaciones Exteriores. BOGOTÁ
4.- Soy del señor Ministro, atento y seguro servidor, Fidel Peláez Trujillo, Encargado de Negocios a.m. LEGACIÓN DE COLOMBIA EN ESPAÑA. Madrid, 24 de octubre de 1944. Nº 628/44/M.93
5.-LEGACIÓN DE COLOMBIA EN ESPAÑA.
«LA ESTAFETA LITERARIA». Madrid, 10 de octubre de 1944. COLOMBIA. «LA VORÁGINE», NOVELA NACIONAL
6.-Ideal.13 octubre de 1944.Casa de los Tiros Granada
7.- LEGACIÓN DE COLOMBIA EN ESPAÑA. Madrid, 17 de octubre de 1944. Nº 619/44/M.92. Señor Ministro de Relaciones Exteriores. BOGOTÁ. ASUNTO: Envío de un recorte de prensa.

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