El tesoro del Yate Vita: El mayor robo de la II República

 

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 Resulta que las Redes Sociales, tienen ese punto que, permiten a día de hoy seguir siendo unas herramientas útiles y  potentes (siempre y cuando sean utilizadas con buen fin). Ayer mismo, publicamos en nuestro apartado de “Noticias” una publicación del diario La Razón que decía lo siguiente: El enigma del exilio republicano: ¿qué pasó con el tesoro del «Vita»? 

 

Sinceramente nunca había investigado sobre el Yate Vita. Siembre había oído hablar del ORO de Moscú, pero investigando el ORO de Moscú, me salió el tema y dado que algunos lectores, en dicha publicación, me comentaron que conocían el tema, me puse a investigar. 

 

Si bien es cierto que en la Causa General no hay mucho sobre el tema, no sé si es que está bloqueado, pero con los documentos encontrados, ES SUFICIENTE. Para saber cómo se fraguó todo y destino final que tuvo el saqueo. Veamos que nos dice la FC-CAUSA_GENERAL,1555,Exp.17… 

 

Se preguntarán que tiene que ver este lago con todo esto. Al final lo sabrán… 

 

Nos debemos de remontar al 24 de julio de 1970, ¿tan tarde?, pues sí. En declaración del testigo, José Lucio Ordorica Ruiz de Asúa, y dirán ¿quién es este personaje de la historia?, pues bien, fue el capitán del Yate Vita, que realizó el traslado de todo lo robado a Méjico. Veamos cómo declaró lo sucedido: 

 

En el 1938 se encontraba, el declarante, en el puerto de Southampton, dado que el barco que él mandaba, El Neptuno, se encontraba amarrado por embargo en dicho puerto. En ese mismo año, Marino Gamboa Ucelay, propietario del Yate Vita, le contrató para mandar la embarcación, la cual dedicaba a realizar viajes de turismo de la familia Gamboa y amigos, fundamentalmente por los Mares del Norte. 

 

En marzo de 1939, recibe instrucciones, dadas por el señor Gamboa, de cargar en los puertos de Nantes y El Havre, 160 maletas, cuatro cajas, ignorando el contenido y el peso, dado que no había conocimiento de embarque y carecía de manifiesto de carga. 

 

Toda esta carga fue entregada por un tal señor Lozano, perteneciente al Ministerio de Hacienda. Junto a la mercancía embarcaron cuatro personas, una de ellas se llamaba Enrique Puente. Con todo este cargamento, recibió orden de zarpar hacia Veracruz (Méjico). 

 

Allí les esperaba Indalecio Prieto, el cual se entrevistó con Enrique Puente y Sabater. La Aduana de Méjico se personó en el barco, pero no encontraron nada que les llamara la atención. Lo único que le llamó la atención (a la Aduana) es que no se personase nadie para hacerse cargo de la mercancía. 

 

Al día siguiente, había que zarpar dirección Tampico y le preguntan a Ordorica cuanto tardaría. Llegó a Tampico a las 12:00 horas del día siguiente, allí le esperaba el Coronel Núñez. La mercancía fue descargada y el declarante dice que no sabe dónde fue a parar dicha mercancía. 

 

A continuación se muestra el detalle de la declaración de José Lucio Ordorica Ruiz de Asua en Lequeitio el 24 de julio de 1970 ante el Fiscal D. Fernando Barrilero Teruel : 

 

Puestos en antecedentes, ¿quién fraguó todo este traslado? Juan Negrin, que meses después de iniciarse la Guerra Civil, dio orden de incautar joyas de depósitos privados del Banco de España, del Monte de Piedad de Madrid, oro “amonedado”, objetos religiosos de la Catedral de Toledo, una edición del Quijote editado en hojas de corcho, incluso uno de los clavos de Cristo. 

 

Todo este material fue trasladado a unas minas de sal en Gerona y lo fueron sacando de forma irregular en una avioneta a Francia. 

 

El valor de la mercancía se prevé que rondarían los 800 millones de pesetas de aquella época, información facilitada por el SERE. Ver declaración en Causa General FC-CAUSA_GENERAL,1564,Exp.2 

 

La mercancía fue trasladada de Tampico a Méjico Dc por orden de Indalecio Prieto y se hizo cargo de la descarga la JARE (Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles), la entidad de ayuda al exilio republicano dirigida por el mismo Indalecio Prieto, apartándolo así de manos negrinistas y comunistas y rivalizando con el SERE, la entidad de ayuda dirigida por Juan Negrín y sus aliados. 

 

El tesoro fue traslado de Tampico a Méjico DC en vagones de ferrocarril del Ejército Mejicano. Allí, el Coronel Núñez y los generales Manuel y Maximino Ávila Camacho, se entrevistaron con el general Lázaro Cárdenas, que en ese momento era Presidente de la República Mexicana. 

 

En dicha reunión, decidieron que el tesoro sería repartido entre Cárdenas, los Ávila Camacho, el general Rafael Pedrajo, Ignacio García Téllez, Isidro Fabela (representante diplomático de México en la España republicana) y Vicente Lombardo. 

 

Decidieron que el convoy militar con su contenido se trasladase a la casa propiedad de Maximino Ávila Camacho en San Ángel Inn, calle Michoacan 64, donde sería desmontado, puesto que su único interés era fundir los metales preciosos. 

 

De allí fue trasladado al Parque Nacional de Nevado de Toluca (lo que se indicaba al principio de la publicación). El Ejército cercó las lagunas de El Sol y de La Luna, construyeron un crisol de fundición y procedieron a fundir el oro y la plata. Los restos inservibles  los arrojaron a la laguna. Hoy todavía existe esa construcción: 

 

Quedó bajo la tutela de Isidro Fabela en su casa “El Risco” de San Ángel, la parte del tesoro formada por las obras pictóricas y esculturas, entre los cuales se encontraba el Clavo de Cristo, sustraído por los republicanos del Palacio de El Escorial, El Cáliz de la Catedral de Toledo o El Manto de las 50.000 perlas. 

 

Ya en enero de 1941, el diario El Universal, publicaba en su portada: “Hallazgo de joyas del “Vita”. El artículo relata que los señores Jesús Olvera y Manuel Cano salieron de excursión al Nevado y una vez arriba, en las lagunas, habían visto personas excavando en la orilla. Allí les contaron que unos excursionistas habían encontrado piedras preciosas en el lecho de la laguna. Olvera y Cano, dice el texto: se pusieron a buscar y encontraron piezas de ámbar, nácar y más de 30 cajas de hojalata. En alguna, dijeron, se leía la inscripción: “Monte Pío de Madrid” 

 

A fecha de hoy, el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia) de Méjico, sigue buscando en sus aguas.

 

 

 

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